lunes, 11 de marzo de 2013

El Plan De Dios Para La Salvación


El Plan De Dios Para La Salvación

Amigo mío: Te voy a hacer la pregunta más importante de tu vida. El gozo o la tristeza que experimentes en la eternidad dependen de tu respuesta. La pregunta es: ¿Estás salvado? La pregunta no es cuán bueno eres, o si perteneces a alguna iglesia, sino ¿estás salvado? ¿Estás seguro que irás al cielo cuando mueras?
Dios dice que para ir al cielo, tienes que nacer de nuevo. En Juan 3:7, Jesús le dijo a Nicodemo, “Os es necesario nacer de nuevo”.Dios nos da en la Biblia el plan de cómo nacer de nuevo, o cómo salvarse. Su plan es muy sencillo y tú puedes salvarte el día de hoy. ¿Cómo?
En primer lugar, amigo mío, debes reconocer que eres pecador. “Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios”(Romanos 3:23). Por cuanto eres pecador, estás condenado a la separación eterna de Dios. “Porque la paga del pecado es muerte”(Romanos 6.23). Esta muerte incluye una separación eterna de Dios en el infierno. “ . . . está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio” (Hebreos 9:27.
Sin embargo, Dios te amó de tal manera que dio a su Hijo unigénito, Jesucristo, como tu sustituto. El pagó por tu pecado en la cruz y murió en tu lugar. “ . . . por nosotros Dios lo hizo pecado [A Jesús, quien no conoció pecado] para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él” (2 Corintios 5:21).
Jesús tuvo que derramar su sangre y morir por ti. “Porque la vida de la carne en la sangre está”, (Levítico 17:11).
“Sin derramamiento de sangre no se hace remisión” (Hebreos 9:22).
“Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” (Romanos 5:8).
Nuestra mente no alcanza a comprender cómo Jesús fue juzgado por todos nuestros pecados, pero Dios así lo afirma en su Palabra. Así que Jesús pagó por tu pecado y murió por ti. Esto es verdad, Dios no puede mentir.
Amigo mío, “Dios . . . ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan” (Hechos 17:30). Este arrepentimiento es un cambio de mente, es aceptar delante de Dios que eres pecador y necesitas apropiar lo que hizo por ti en la cruz.
En Hechos 16:30-3l, el carcelero de Filipos les preguntó a Pablo y Silas: “ . . . Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo? Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo . . . ”. Simplemente cree que él pagó por tus pecados, murió en tu lugar, fue sepultado, y resucitó. Esta resurrección le asegura al creyente que tiene vida eterna cuando recibe a Jesús como su Salvador personal.
Simplemente tienes que creer que él pagó por tus pecados, murió en tu lugar, fue sepultado y resucitó por ti. Luego invócalo. “Porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo” (Romanos 10:13. “Todo aquel” te incluye a ti. “Será salvo” no significa que quizá sea salvado, sino que afirma que será salvado. “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios” (Juan 1:12).
En Lucas 18:13 encontramos que el pecador oró: “ . . . Dios, sé propicio [misericordioso] a mí, pecador”. Seguramente te das cuenta que eres pecador. Ahora mismo, dondequiera que estés, dirígete a Dios y con tus propias palabras ora así:
“Dios, sé que soy un pecador. Creo que Jesús fue mi sustituto cuando murió en la cruz. Creo que su sangre derramada, su muerte, sepultura, y su resurrección fueron para mí. Lo recibo ahora como mi Salvador. Te agradezco el perdón de mis pecados, el regalo de la salvación y la vida eterna, por su gracia misericordiosa. Amén.”
Abrázate de Dios y su Palabra, y reclama esta salvación por fe. Cree, y serás salvo. Ninguna religión ni ninguna obra buena puede salvarte. Recuerda, Dios es el que salva.
Resumiendo, el plan de Dios es sencillo: Tú eres pecador. A menos que creas que Jesus murió en tu lugar, pasarás la eternidad en el infierno. Si crees en él como tu Salvador, crees que fue crucificado, sepultado y que resucitó por ti, recibirás por fe el perdón de todos tus pecados y el regalo de la salvación eterna.
Quizá piensas que esto no puede ser tan sencillo pero sí lo es, la Palabra de Dios lo afirma. Amigo mío, cree en Jesús y recíbelo como tu Salvador hoy.
Si este folleto no está perfectamente claro, léelo varias veces, pídele a Dios que te ayude a entenderlo, y no lo deseches hasta que lo entiendas y esta salvación sea tuya. Tu alma vale más que el mundo entero.
“Porque ¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?” (Marcos 8:36). Asegúrate de ser salvo. Si pierdes tu alma, también perderás el cielo y lo perderás todo. Permite que Dios te salve en este momento.
Dios tiene el poder para salvarte para siempre. El también te va a permitir que vivas una vida cristiana victoriosa. “No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar” (1 Corintios 10:13).
No confíes en tus sentimientos, pues ellos cambian, afírmate en las promesas de Dios, que nunca cambian. Después de que has sido salvado, hay tres cosas que tienes que practicar diariamente para crecer espiritualmente: Ora, de esta manera hablas con Dios; lee la Biblia, así es como Dios habla contigo; comparte esta salvación que has recibido con otros.

“Por tanto, no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor,” (2 Tim. 1:8). “Si alguien me confesare delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos” (Mateo 10:32).
EL PLAN DE DIOS PARA LA SALVACION
Un Asunto de la Vida o la Muerte
Más Versículos Bíblicos
Juan 3:16, 1 Pedro 2:24, Isaías 53:6, Santiago 1:15, Romanos 10:9-10, Efesios 2:8-9, Proverbios 27:1, 1 Corintios15:3-4, Juan 10:27-30, 1 Juan 5:13

Copyright: Robert Ford Porter


jueves, 28 de febrero de 2013

¿Amamos a Dios o codiciamos lo que Él nos da?


¿Amamos a Dios o codiciamos lo que Él nos da?

¿Relacionados o interesados?

Muchas veces vemos las iglesias repletas de fieles cuando se anuncia un día especial, de prosperidad, sanidad o unción.
En una noche de milagros vemos estadios repletos de personas que van en busca de una sanidad, o una unción especial.

¿Qué pasaría si se hiciera una invitación alegando que nada se dará? Que no caerá fuego del cielo sino que solo se alabará la majestuosidad de Jesucristo. Mi pregunta sería: ¿Si se anunciara esto con días de anterioridad, se llenarían los estadios y las iglesias?

Todo esto me hace acordar del pasaje de Génesis 3:21 que cuando el hombre pecó, Dios le hizo túnicas con pieles. Ahora el hijo de Dios actúa solamente buscando los regalos de Dios: la sanidad, la unción, la prosperidad.

Antes bien deberíamos añorar lo que aparece en Génesis 3:8, oír la voz de Dios paseándose con nosotros, deberíamos anhelar las charlas con Dios y no las túnicas, estar cerca de Él, tal vez desnudos pero con Dios, tal vez sin cosas materiales pero oyendo su voz todos los días como lo hacían Adán y Eva en el huerto de Edén antes de pecar.

Muchas veces anhelamos las bendiciones de Dios pero no anhelamos una relación con Él. Muchas veces preferimos una “túnica de pieles” que oír su voz en nuestras vidas.

Como dice en Mateo 6:33 “buscad primeramente el Reino de Dios y su justicia, y las demás cosas os serán añadidas”
Muchos cristianos buscan primero las añadiduras antes que a Dios mismo. Van en busca de los panes y los peces y no del mismo Señor.
Ahora estamos viendo un grupo de cristianos “interesados” en lo que Dios tenga para darles, y optan por tomar dos caminos: uno es alejarse cuando Dios no les da lo que piden y dos, se alejan cuando lo reciben. Ambos cristianos están mal, ambos cristianos están en una mala actitud ante Dios.
Tenemos que actuar como el profeta Habacuc cuando decía que aún teniendo nada, Dios era su gozo y fortaleza.
“Aunque la higuera no florezca, ni en las vides haya fruto, aunque falte el producto del olivo, y los labrados no den mantenimiento, y las ovejas sean quitadas de la majada, y no haya vacas en los corrales, con todo yo me alegraré en Jehová, y me gozaré en el Dios de mi Salvación, Jehová el Señor es mi fortaleza, el cual hace mis pies  como de ciervas y en mis alturas me hace andar” (Habacuc 3: 17-19)

¿Pero actuamos así cuando las circunstancias son adversas?
Debemos dejar de actuar como simples interesados en lo que Dios nos pueda dar, y comenzar a interesarnos por Él.
A veces actuamos igual que en los tiempos Bíblicos, cuando le demandaban una señal a Jesús.
“La generación mala y adúltera demanda señal; pero señal no le será dada, sino la del profeta Jonás. Porque como estuvo Jonás en el vientre del gran pez tres días y tres noches, así estará el Hijo del Hombre en el corazón de la tierra tres días y tres noches” (Mateo 12: 39-40)
¿Quiénes somos como para demandar algo al Rey de Reyes y Señor de Señores? Muchas veces actuamos de igual manera y pedimos a Dios, como los escribas y fariseos de aquel tiempo, que nos dé una señal de esto o aquello. Solamente debemos agradecer a Dios porque vino hecho Hombre a este mundo para darnos vida juntamente con Él.

Gracias a Él tenemos la salvación de una muerte segura.

·       “De cierto, de cierto os digo: el que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida Eterna; y no vendrá a condenación, más ha pasado de muerte a vida” (Juan 5:24)

·       “Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:14-15)

·       “Porque de tal manera amó Dios al mundo que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en el cree, no se pierda, más tenga vida eterna. (Juan 3:16)

Gracias a Dios, tenemos la promesa de que nadie nos apartará de Su lado
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·       “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco y me siguen; y yo les doy vida eterna, y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano” (Juan 10:27-28)

·       “Antes en todas estas cosas somos mas que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del Amor de Dios, que es en Cristo Jesús, Señor nuestro” (Romanos 8: 37-39)

Gracias a Él estamos libres de condenación

·       “Ahora pues ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu” (Romanos 8:1)

Gracias a Él tenemos la seguridad de la Fe

·       “Con gozo damos gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz; el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados” (Colosenses 1: 12-14)

Gracias a Él somos sus Hijos

·       “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre les dio potestad de ser hechos Hijos de Dios” (Juan 1:12)

Gracias a Él tenemos esperanza

·       “En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho, voy pues a preparar lugar para vosotros. Y si me fuera y os preparare lugar, vendré otra vez y os tomaré a mi mismo, para que donde Yo estoy, vosotros también estéis” (Juan 14: 2-3)

·       “Más nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo; el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas” (Filipenses 3: 20-21)

Todo esto es razón más que suficiente para amarlo a Él por todo lo que ha hecho ya; y no por las cosas materiales que pueda darnos.
A no mal interpretar:
Todo lo que es añadidura, el Señor nos lo dará a su tiempo, pero lo que si está mal y totalmente fuera de lugar y despreciable, es buscarlo solo y exclusivamente por esas añadiduras.
Lo que debemos hacer es pedirle perdón y comprometernos a buscarle a Él por lo que Él es con nosotros, por lo que ha hecho, salvándonos de una muerte segura y dándonos vida.
·       “…Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” (Juan 10:10)


Mariela Alvez