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jueves, 21 de julio de 2011

Comentario a Salmos 06


Salmos 6 -Oración pidiendo misericordia en tiempo de pruebaSalmo de David.
1 Jehová, no me reprendas en tu enojo,
Ni me castigues con tu ira.(A)
2 Ten misericordia de mí, oh Jehová, porque estoy enfermo;
Sáname, oh Jehová, porque mis huesos se estremecen.
3 Mi alma también está muy turbada;
Y tú, Jehová, ¿hasta cuándo?
4 Vuélvete, oh Jehová, libra mi alma;
Sálvame por tu misericordia.
5 Porque en la muerte no hay memoria de ti;
En el Seol, ¿quién te alabará?
6 Me he consumido a fuerza de gemir;
Todas las noches inundo de llanto mi lecho,
Riego mi cama con mis lágrimas.
7 Mis ojos están gastados de sufrir;
Se han envejecido a causa de todos mis angustiadores.
8 Apartaos de mí, todos los hacedores de iniquidad;(B)
Porque Jehová ha oído la voz de mi lloro.
9 Jehová ha oído mi ruego;
Ha recibido Jehová mi oración.
10 Se avergonzarán y se turbarán mucho todos mis enemigos;
Se volverán y serán avergonzados de repente.
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Tomado de "Comentario Exegético-Devocional A Toda La Biblia."
Libros poéticos -Salmos Tomo-1. Editorial CLIE.
David fue un profeta llorón como Jeremías, y este salmo constituye una de sus lamentaciones; fue redactado en tiempo de gran apuro. El que esté afligido o enfermo recite o cante este salmo. Comienza con quejas dolientes, pero acaba con alabanzas fervientes. De tres cosas se queja aquí el salmista: 1. Enfermedad del cuerpo. 2. Turbación de lamente. 3. Insultos de sus enemigos. Aquí él: 1. Derrama sus quejas delante de Dios, pide a Dios que retire su ira y le ruega fervientemente que le devuelva su favor (vv. 1-7). II. Se asegura a sí mismo una pronta respuesta de paz para su plena satisfacción (vv. 8-10). Este salmo es como el libro de Job.
Versículos 1-7
También este salmo está dirigido al músico principal, o director de música del santuario, en Neguinoth, es decir, para instrumentos de cuerda, y sobre Sheminith = « sobre la octava» (esto es, para cantarlo una octava más alta o baja; o —según Ryrie— sobre una lira de ocho cuerdas). Como dice la inscripción, es un salmo de David (v. 1, en la Biblia Hebrea). Los vv. 1-7 (en nuestras versiones) hablan el lenguaje de un corazón realmente humillado bajo providencias severas, y de un espíritu quebrantado y contrito bajo graves aflicciones.
1. Cómo presenta a Dios sus quejas. Las expone delante de Dios. ¿A quién habría de ir con sus quejas un hijo, sino a su padre? Se queja de enfermedad corporal (v. 2): «Mis huesos se estremecen.» Sus huesos y su carne estaban, como los de Job, afectados por la enfermedad. Se queja también de turbación de ánimo (v. 3): «Mi alma también está muy turbada», lo cual le causa mayor dolor que la debilidad y dolor de sus huesos. Triste cosa es para un hombre tener doloridos a un tiempo los huesos y el alma. «Y tú, oh Yahweh, ¿hasta cuándo?» Al Dios viviente hemos de dirigirnos en tiempos como éstos, pues él es médico de cuerpos y almas, y no a los asirios ni al dios de Ecrón.
2.Cómo le afectan estas aflicciones. Le pesan demasiado, pues está consumido a fuerza de gemir (v. 6). David era demasiado valiente y considerado como para dolerse así de una aflicción exterior, pero, cuando el pecado comenzó a cargar pesadamente sobre su conciencia, se lamentó y lloró en secreto y aun su espíritu rehusó el consuelo. Los verdaderos penitentes lloran en su retiro. David lloraba en la noche sobre su cama mientras meditaba en su corazón y solamente le veía el ojo de quien es todo ojos. Sus ojos se habían envejecido, de tanto llorar, a causa de sus angustiadores (v. 7), los cuales se alegraban de sus aflicciones y sacaban de sus lágrimas conclusiones falsas.
3. Cómo ora a Dios en esta situación tan triste. Lo que más teme es la ira de Dios; por eso ruega (v. 1): «Yahweh, no me reprendas en tu enojo, aunque lo tengo merecido, ni me castigues con tu ira. » Puede soportar bien la reprensión y el castigo, si Dios, al mismo tiempo, alza sobre él la luz de su rostro y hace, mediante su Santo Espíritu, que pueda sentir el gozo y la alegría de su misericordia; la aflicción del cuerpo le resultará tolerable si disfruta de consuelo en el alma (y. 4). Lo que más desea como supremo bien, y lo que para él supondría la restauración de todo bien, es el favor y la amistad de Dios. Ruega a Dios que tenga misericordia de él y le mire con compasión, que le perdone los pecados y que ejercite su poder para proporcionarle alivio: «Sáname, oh Yahweh» (v. 2), «Sálvame» (v. 4). También ora para que le retorne su favor: «Vuélvete, oh Yahweh» (v. 4), esto es: « Recíbeme de nuevo en tu favor y reconcíliate conmigo. »Ora en general para que le libre de todo mal: «Libra mi alma, esto es, mi persona» (v. 4).
4. Cómo presenta razones para apoyar sus peticiones, a fin de moverse a sí mismo, no para mover a Dios. Apela a su propia miseria, a la misericordia divina y a la gloria de Dios (v. 5): «Porque en la muerte no queda recuerdo de ti.»
Versículos 8-10
¡Qué súbito cambio para bien vemos aquí! El que tanto se quejaba, lloraba y se sentía sin remedio (vv. 6, 7), piensa y habla aquí de modo muy agradable.
1. Se aparta de los malvados y se fortalece contra los insultos de ellos (v. 8): «Apartaos de mí, todos los hacedores de iniquidad.» Los malvados le habían provocado diciendo: «Dónde está tu Dios? (v. 3:2), considerándose victoriosos al ver el desánimo y la desesperación de él; pero ahora tenía razones para contestar a quienes le reprochaban, pues Dios le había consolado el ánimo y pronto iba a completar su liberación. Por eso dice: «Apartaos de mí.» Como si dijese: «Nunca daré oído a vuestros consejos ni a vuestras amenazas; vosotros deseabais que yo maldijera a Dios y me muriese, pero yo le bendeciré y viviré.» Cuando Dios ha hecho por nosotros grandes cosas, hemos de ponernos a pensar qué podemos hacer por El.
2. Se asegura a sí mismo de que Dios le era, y le había de ser, propicio, a pesar de las presentes amenazas de ira bajo las que se veía. Confía en obtener una respuesta favorable a la oración que está ahora pronunciando. Se da cuenta de que Dios le’ escucha mientras está hablando y, por consiguiente, se expresa con aires de triunfo: « Yahweh ha oído... » (v. 8); « Yahweh ha escuchado... » (v. 9); «Ha acogido Yahweh mi oración» (v. 9b).
3. Tras esta seguridad, David pasa rápidamente a contemplar la futura derrota de sus enemigos (v. 10). Los ve avergonzados, aterrados, huyendo confundidos. Ellos se alegraban al ver a David afligido (vv. 2, 3), pero, como suele suceder, el mal que desean a David se vuelve contra ellos mismos.

Salmos 5 - Plegaria pidiendo protección


Salmos 5 - Plegaria pidiendo protecciónSalmo de David.
1 Escucha, oh Jehová, mis palabras;
Considera mi gemir.
2 Está atento a la voz de mi clamor, Rey mío y Dios mío,
Porque a ti oraré.
3 Oh Jehová, de mañana oirás mi voz;
De mañana me presentaré delante de ti, y esperaré.
4 Porque tú no eres un Dios que se complace en la maldad;
El malo no habitará junto a ti.
5 Los insensatos no estarán delante de tus ojos;
Aborreces a todos los que hacen iniquidad.
6 Destruirás a los que hablan mentira;
Al hombre sanguinario y engañador abominará Jehová.
7 Mas yo por la abundancia de tu misericordia entraré en tu casa;
Adoraré hacia tu santo templo en tu temor.
8 Guíame, Jehová, en tu justicia, a causa de mis enemigos;
Endereza delante de mí tu camino.
9 Porque en la boca de ellos no hay sinceridad;
Sus entrañas son maldad,
Sepulcro abierto es su garganta,
Con su lengua hablan lisonjas.(A)
10 Castígalos, oh Dios;
Caigan por sus mismos consejos;
Por la multitud de sus transgresiones échalos fuera,
Porque se rebelaron contra ti.
11 Pero alégrense todos los que en ti confían;
Den voces de júbilo para siempre, porque tú los defiendes;
En ti se regocijen los que aman tu nombre.
12 Porque tú, oh Jehová, bendecirás al justo;
Como con un escudo lo rodearás de tu favor.
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Tomado de "Comentario Exegético-Devocional A Toda La Biblia."
Libros poéticos -Salmos Tomo-1. Editorial CLIE.
Este salmo es una oración, dirigida solemnemente a Dios en horas en que el salmista era puesto en aprieto por la maldad de sus enemigos.
l. David habla con Dios y le promete orar con la esperanza de ser oído (vv. 1-3).
II. Da a Dios la gloria, y toma para sí el consuelo, por la santidad de Dios (vv. 4-6).
III. Declara su resolución de practicar con diligencia el culto público de adoración a Dios (v. 7).
IV. Ora, en efecto: 1. Por sí mismo, para que Dios le guíe (v. 8). 2. Contra sus enemigos, para que Dios los destruya (vv. 9, 10).3. Por todo el pueblo de Dios, para que Dios les conceda gozo y los guarde a salvo (vv. 11,12)
Versículos 1-6
Comienza el salmo (v. 1 en la Biblia Hebrea) con la inscripción: «Al músico principal (es decir, al director de música); sobre Nehilot (que viene a significar: para acompañamiento de flauta). Salmo de David.» En los vv. 1-6 (de nuestras versiones), David ora a Dios:
1. Como a un Dios que escucha las oraciones; así lo ha sido él desde el momento en que los hombres comenzaron a invocar el nombre de Yahweh (Gn. 4:26), y así continúa tan dispuesto a escuchar oraciones como siempre lo estuvo. David le invoca bajo el nombre de Yahweh (vv. 1, 3, 8, 12), el Ser Supremo, Eterno, Salvífico, al que debemos la más rendida oración y el más absoluto amor, y como a «Rey mío y Dios mío» (v. 2), al que había jurado homenaje de pleitesía y bajo cuya regia protección se había puesto. Creemos que el Dios a quien oramos es no sólo Dios, sino también Rey, y lo hemos de tener en cuenta en nuestras plegarias.
(A) La forma en que David ora aquí puede avivar nuestra fe y nuestra esperanza en todas las invocaciones que dirigimos a Dios (v. 1): «Escucha, oh Yahweh, mis palabras.» Muchas veces, los hombres no quieren o no pueden oírnos; nuestros enemigos son tan altivos que no quieren, y nuestros amigos están tan lejos que no pueden; pero Dios, a pesar de la altura de su trono en los cielos, puede y quiere. «Considera mi lamento», añade David. El vocablo hebreo indica meditar o musitar, respirando, ya lamentos, ya amenazas (v. 1:2; 2:1). La meditación y la oración vocal deberían ir juntas (19: 14).
(B) Cuatro cosas promete aquí David (y lo mismo debemos hacer nosotros): (a) Que va a orar, a tomar conciencia de que debe orar. La seguridad que Dios nos ha dado de su disposición a escuchar las oraciones debería confirmamos en nuestra resolución de vivir y morir orando. (b) Que orará de mañana (v. 3). Es nuestro deber orar por la mañana, pues es el tiempo más apropiado, ya que entonces estamos frescos y vivaces al despertar con las energías renovadas por el sueño y sin turbar todavía con los pensamientos de los quehaceres del día. (c) Que dirigirá fijamente su oración a Dios, como da a entender el hebreo, lo mismo que un arquero que dirige su flecha al blanco. (d) David velará «... y esperaré») con anhelo hasta recibir la deseada respuesta. El hebreo dice literalmente: «Y miraré hacia arriba», como quien espera que se le responda de lo alto (85:8; Hab. 2:1); con gratitud, si se le concede su petición; con paciencia, si se le difiere; orando siempre, en todo caso, sin desfallecer, como mandó el Señor.
2. Como a un Dios que odia el pecado (vv. 4-6). David toma nota de esto. El Dios con quien nos las habemos es clemente y misericordioso, pero también es puro y santo; aunque está dispuesto a escuchar las oraciones, no las escuchará si ve iniquidad en nuestro corazón (66: 18). Dios no se complace en la maldad, aun cuando ésta se cubra con el manto de la piedad. Conozcan, pues, los que se deleitan en el pecado que Dios no se deleita en ellos. Dios los aborrece y los destruirá. Dos clases de pecadores señala aquí David en particular (vv. 5, 6): los insensatos engañadores y los crueles opresores. A éstos abomina especialmente Yahweh, pues el juicio será sin misericordia para aquel que no haga misericordia(Stg. 2:13). La inhumanidad del hombre es lo más opuesto a la misericordia de Dios.
Versículos 7-12
En estos versículos, David presenta tres caracteres: -el suyo mismo, el de sus enemigos y el de todo el pueblo de Dios, terminando con sendas oraciones la descripción de cada carácter.
1. Da primero cuenta de sí y ruega por sí mismo (vv. 7,8). (A) Está firmemente decidido a mantenerse en íntima comunión con Dios y asiduo en el cumplimiento de sus deberes religiosos: «Entraré en tu casa, en los atrios de tu santuario, para adorarte allí con otros adoradores fieles.» Aunque David oraba muchas veces solo, en secreto (vv. 2, 3), era también constante y devoto en su asistencia al santuario. Asegura que a la mucha bondad de Dios debe el poder acudir al santuario, y sentir allí santo temor ante la infinita distancia que nos separa de nuestro Creador. (B) Ruega anhelante a Dios (v. 8) que le guíe y le preserve en el camino del deber: «Allana tu camino delante de mí.» Parafrasea Arconada: «Que tu actuar providencial, Señor, conforme siempre a justicia, premiando al bueno y castigando al malo, luzca ante mí con experiencia vivencial.»
2. Da luego cuenta de sus enemigos y ora contra ellos (vv. 9, 10). "Había dicho antes (v. 6) que Diosabomina al hombre sanguinario y engañador. Ahora añade: «Señor, así son mis enemigos: en la boca de ellos no hay sinceridad; no son de fiar, puesto que no cabe fidelidad en la boca de ellos.» «Además, añade (v. 10), merecen la destrucción por la multitud de sus transgresiones, con las que han llenado la medida de su iniquidad y madurado para su propia ruina. Mira que se han rebelado contra ti. Si sólo fuesen enemigos míos, estaría dispuesto a perdonarles, pero se rebelan contra Dios, contra su majestad y gobierno; no se arrepienten, continúan haciendo el mal; deben perecer para que no sigan obrando inicuamente.» La oración de David no brota de un ~ espíritu de venganza, sino del espíritu de profecía, por el que sabemos que quienes se rebelan contra Dios, caerán destruidos por sus mismos planes.
3. Da finalmente cuenta del pueblo de Dios y ora por ellos; concluye con la seguridad de que obtendrán las bendiciones divinas: son justos (v.12), porque han puesto en Dios su confianza (v. 11) y, por ello, están seguros del poder y de la todo-suficiencia de Dios, confiando así en la protección divina. «En ti se regocijen; tienen motivo y corazón para regocijarse. ¡Llénales de un gozo inefable y glorioso!» (v. 1 P. 1:8). Todos los que tienen la garantía de las promesas de Dios han de tener también la garantía de nuestras oraciones a favor de ellos. La gracia sea con todos los que aman sinceramente a Cristo. «Como con un escudo lo rodearás de tu favor» (v. 12b). Un escudo, en la guerra, sólo protege un lado, pero el favor de Dios protege a los suyos por todos los lados, de forma que, mientras ellos se guardan bajo la protección divina, están completamente seguros y deben estar también enteramente satisfechos.

Salmos 4 - Oración vespertina de confianza en Dios

Salmos 4 - Oración vespertina de confianza en Dios
Salmo de David.
1 Respóndeme cuando clamo, oh Dios de mi justicia.
Cuando estaba en angustia, tú me hiciste ensanchar;
Ten misericordia de mí, y oye mi oración.
2 Hijos de los hombres, ¿hasta cuándo volveréis mi honra en infamia,
Amaréis la vanidad, y buscaréis la mentira? Selah
3 Sabed, pues, que Jehová ha escogido al piadoso para sí;
Jehová oirá cuando yo a él clamare.
4 Temblad, y no pequéis;(A)
Meditad en vuestro corazón estando en vuestra cama, y callad. Selah
5 Ofreced sacrificios de justicia,
Y confiad en Jehová.
6 Muchos son los que dicen: ¿Quién nos mostrará el bien?
Alza sobre nosotros, oh Jehová, la luz de tu rostro.
7 Tú diste alegría a mi corazón
Mayor que la de ellos cuando abundaba su grano y su mosto.
8 En paz me acostaré, y asimismo dormiré;
Porque solo tú, Jehová, me haces vivir confiado.
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Tomado de "Comentario Exegético-Devocional A Toda La Biblia."
Libros poéticos -Salmos Tomo-1. Editorial CLIE.
David era también predicador y muchos salmos suyos son doctrinales, no sólo devocionales. La mayor parte de este salmo es como un sermón. I. Comienza con una breve oración (v. 1) Y se pone a predicar: II. Se dirige a los hijos de los hombres, es decir, a los hombres en su condición pecadora, y 1. Les reprende, en nombre de Dios, por el deshonor que dan a Dios y el daño que se hacen a sí mismos (v. 2). 2. Pone delante de ellos la dicha que proporciona la piedad, a fin de animarles a ser piadosos (v. 3). 3. Les exhorta a que consideren sus caminos (v. 4). III. Les anima a servir a Dios y poner su confianza en El (v.,5). IV. Refiere sus propias experiencias de la gracia de Dios obrando en El (vv. 6-8). En cuanto a la numeración de versículos, tenemos aquí el mismo caso que en el salmo anterior (nota del traductor).
Versículos 1-5
El título del salmo nos da a conocer que David, tras componer este salmo por divina inspiración, lo entregó al director de música de la congregación, para ser cantado sobre Neguinoth; es decir (con la mayor probabilidad), con acompañamiento de instrumentos de cuerda. Para la constitución de las distintas clases de cantores, véase 1 Cr. 25.
l. David se dirige a Dios (v. 1.). El que Dios se digne escuchar nuestras oraciones y las responda se debe, no a nuestro esfuerzo ni a nuestros méritos, sino únicamente a su gracia. A dos cosas apela aquí David: 1. A la justicia de su causa. «Dios de mi justicia» (v. 1) «no equivale aquí a Dios justo, sino al Dios que conoce mi justicia y conforme a ella me trata» (Arconada). Lo dice con humildad, pues la humildad no se opone a la verdad. 2. A la experiencia que tenía del socorro divino: «En mi angustia me diste espacio» (lit.); es decir, cuando me hallaba en aprieto, en estrechura, me sacaste a libertad, a lugar amplio. Apoyado en estas dos cosas, clama confiadamente: «Ten misericordia de mí y oye mi oración.»
II. Luego se dirige a los hombres, a fin de convencerles de pecado y exhortarles a volverse a Dios
1. Se esfuerza en convencerles de la insensatez de su impiedad (v. 2): «Hijos de los hombres, ¿hasta cuándo volveréis mi honra (lit. gloria) en infamia?» Los que profanan el nombre de Dios, así como los que ridiculizan su palabra y sus otros medios de gracia, convierten en infamia la honra y gloria que Dios se merece, aun cuando profesen externamente una piedad cuyo poder no conocen. Además, se hacen daño a sí mismos, pues van en busca de la vanidad y de la mentira, es decir, de cosas sin consistencia alguna; en el contexto presente, en busca de objetivos que están abocados al fracaso más rotundo. Todos los que aman las cosas mundanas, van en busca de vaciedades engañosas. No se puede negar -nota del traductor- que la 1.a parte del versículo ofrece cierta dificultad; por lo que los LXX vertieron: «... ¿hasta cuándo (estaréis) endurecidos de corazón?». Sin embargo, si atendemos a una expresión similar del Sal. 3:3, es muy probable que lo que David declara es: «... ¿hasta cuándo deshonraréis al que es mi gloria?».
2. Les muestra el peculiar favor que Dios muestra a los piadosos (implícitamente se refiere a sí mismo, como se ve por el contexto), la protección especial que les otorga y los singulares privilegios que les confiere (v. 3). Es tremendo el peligro en que se precipitan los que ofenden a uno de los pequeñuelos que creen en Dios (Mt 18:6). Dios dice que quien les toca a ellos es como si tocara la niña de su ojo (Zac. 2: 8); Y Él hará que los perseguidores lo sepan tarde o temprano, «y ellos serán míos, dice Yahweh de los ejércitos, mi propiedad personal en el día que yo actúe» (Mal. 3: 17).
3. Les amonesta contra el pecado (v. 4): «Temblad y no pequéis.» El verbo hebreo ragaz indica conmoción, ya física, ya psíquica (sea de miedo o de ira), mientras que el verbo jatá = pecar, significa «errar el blanco». En este contexto, Arconada sugiere la siguiente interpretación: «Temed ir contra la voluntad de Yahweh, que me favorece, porque hará inútiles vuestros conatos de contradicción.» La cita de Pablo, en Ef. 4:26, se apoya en los LXX, y viene a significar, según la autorizada opinión de W. Hendriksen: «Que vuestra ira no sea pecaminosa.» Un buen medio para no pecar estando airados es refrenar la lengua y meditar, como expresa la segunda parte del v. 4: «Meditad en vuestro corazón estando en vuestra cama, y callad.» Una persona reflexiva lleva camino de ser una persona sabia y prudente. Es conveniente examinar nuestra conciencia al acostarse para ver en qué hemos faltado durante el día y arrepentirnos de ello.
4. Les aconseja que tomen conciencia de sus deberes para con Dios (v. 5): «Ofreced sacrificios de justicia, es decir, con el rito debido y las indispensables condiciones internas, y confiad en Yahweh, puesto que quien cumple con sus deberes para con Dios, puede estar seguro de la protección divina.» Cuando la piedad es sincera, por proceder de un corazón recto, bien se puede confiar en la gracia y en la providencia de Dios.
Versículos 6-8
1. El insensato deseo de los mundanos (v. 6): «Muchos son los.que dicen: ¿Quién nos mostrará el bien?» De qué clase de bien hablan se colige por el final del v. 7. Se gozaban en el incremento de sus cosechas de cereales y de vino. Todo lo que deseaban era la abundancia de los bienes de este mundo, para abundar en los deleites de los sentidos. Preguntan por un bien que pueda verse y palparse, pero no muestran interés por las cosas que no se ven y sólo se perciben por la fe. Así como se nos enseña a rendir culto de adoración a un Dios invisible (Jn. 4:24; 1 Ti. 6: 16; etc.), así también se nos enseña a buscar bienes invisibles (2 Co. 4: 18). Con los ojos de la fe podemos ver cosas más lejanas que las que podemos ver con los ojos de la cara. Lo que los mundanos desean es un bien exterior, presente, pequeño y perecedero: buena comida, buena bebida, buen negocio y buena hacienda; y ¿qué son todas estas cosas comparadas con un buen Dios y un buen corazón? Cualquier bien puede servir a los deseos de la mayoría de los hombres, pero los espíritus selectos no se alimentan de bazofia; los hijos de Dios tienen, por su gracia, más refinado el gusto espiritual.
2. La sabia elección que hacen los piadosos. David, y los pocos piadosos que estaban de su parte, elevaban a Dios esta oración (v. 6b): «Alza sobre nosotros, oh Yahweh, la luz de tu rostro» (v. Nm. 6:26; Sal. 31 :16; 80:3,7,19). David y sus amigos escogen por bien suyo y meta de su felicidad el favor de Dios; éste es el bien que, según ellos sabiamente valoran, es mejor que todos los bienes de la vida terrenal. Aun cuando David habla solamente de sí en los vv. 7 Y 8, en esta oración del v. 6 habla también en nombre de otros, como Cristo nos enseñó a orar: «Padre nuestro.» Todos los hijos de Dios se acercan al trono de Dios con las mismas peticiones y parecidos problemas, y en esto todos son uno, pues todos aspiran al favor de Dios como al sumo bien. Aprendamos a orar por otros así como por nosotros mismos, porque en el favor de Dios hay bastante para todos y nunca tendremos de menos por compartir con otros lo que tenemos. Lo que constituye el motivo del regocijo de David es precisamente eso (v. 7): «Tú diste alegría a mi corazón.» Cuando Dios pone gracia en el corazón, pone también alegría, no superficial, sino sólida y sustancial. Bien puede David terminar el salmo (v. 8) diciendo: «En paz me acostaré y asimismo dormiré; porque sólo tú, Yahweh, me haces vivir confiado» (v. Sal. 3:5). Se acuesta y duerme tranquilo, porque se sabe sostenido y protegido por Dios. Así hemos de hacer nosotros, y cuando llegue el último sueño, el sueño de la muerte, podremos decir con el buen Simeón: «Ahora, Soberano Señor, puedes dejar que tu siervo se vaya, conforme a tu palabra, en paz» (Lc. 2:29), seguros de que Dios acogerá en su seno a nuestra alma. Sigamos el consejo del mismo David en otro lugar (Sal. 37:5): «Encomienda a Yahweh tu camino y confía en Él; y Él actuará.» Si ponemos en manos de Dios nuestros asuntos, bien podemos dejar también en sus manos el resultado.

Salmos 3 -Oración matutina de confianza en Dios


Salmos 3 -Oración matutina de confianza en Dios
Salmo de David.
¡Oh Jehová, cuánto se han multiplicado mis adversarios!
Muchos son los que se levantan contra mí.
2 Muchos son los que dicen de mí:
No hay para él salvación en Dios. Selah
3 Mas tú, Jehová, eres escudo alrededor de mí;
Mi gloria, y el que levanta mi cabeza.
4 Con mi voz clamé a Jehová,
Y él me respondió desde su monte santo. Selah
5 Yo me acosté y dormí,
Y desperté, porque Jehová me sustentaba.
6 No temeré a diez millares de gente,
Que pusieren sitio contra mí.
7 Levántate, Jehová; sálvame, Dios mío;
Porque tú heriste a todos mis enemigos en la mejilla;
Los dientes de los perversos quebrantaste.
8 La salvación es de Jehová;
Sobre tu pueblo sea tu bendición. Selah.
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Tomado de "Comentario Exegético-Devocional A Toda La Biblia."
Libros poéticos -Salmos Tomo-1. Editorial CLIE.
Así como el salmo anterior nos mostraba la dignidad regia del Mesías Redentor, así el presente nos muestra la paz y seguridad de los redimidos en la persona de David, quien, al escribir este salmo, huía de su palacio y de la ciudad santa a causa de la rebelión de su hijo Absalom. Aquí David: I. Se queja a Dios de sus enemigos (vv. 1,2). II. No obstante,confía en Dios como en su protector poderoso (v. 3). III. Recuerda la satisfacción que obtenía en las favorables respuestas que Dios daba a sus oraciones, así como su experiencia de la bondad de Dios hacia él (vv. 4, 5). IV. Triunfa sobre sus temores (v. 6) y sobre sus enemigos (v. 7). V. Da a Dios la gloria y toma para sí el consuelo de las bendiciones divinas y de la salvación que está asegurada a todos los hijos de Dios (v. 8).
Versículos 1-3
El título de este salmo, y el de muchos otros, es como una llave colgada a la misma puerta para abrirlo. Cuando conocemos la ocasión en que se compuso el salmo, tenemos la clave para mejor interpretarlo: 1. David estaba en gran apuro; cuando, en su huida, subió al monte de los Olivos, lloró amargamente, iba con la cabeza cubierta y a pie descalzo; sin embargo, fue entonces cuando compuso este salmo de confianza: lloró y oró, lloró y cantó, lloró y creyó. ¿Está alguno afligido a causa de la desobediencia y rebeldía de sus hijos? David lo estaba, pero eso no le estorbó su gozo en Dios, ni le hizo cantar fuera de tono sus cánticos sagrados. 2. Estaba en gran peligro; el complot era fuerte, formidable el partido de sus enemigos, y a la cabeza de ellos su propio hijo, de forma que su situación parecía extrema; pero fue entonces cuando se asió del poder de Dios. Los sustos y los peligros nos habrían de conducir a Dios, en lugar de alejamos de El. 3. Era provocado por aquellos de quienes tenía motivos para esperar mejores cosas: por su hijo, con quien había sido indulgente, y por sus súbditos, a quienes había colmado de beneficios. 4. Padecía por su pecado en el asunto de Urías, pues éste era el mal por el que Dios le había amenazado con la rebelión de su misma casa (2 S. 12:11); pero no por eso perdió su confianza en el poder y en la bondad de Dios, ni desesperó de obtener su socorro. Incluso nuestro pesar por el pecado no ha de estorbar ni nuestro gozo ni nuestra esperanza en Dios. 5. Parecía una cobardía huir delante de Absalom y abandonar la ciudad santa antes de haber librado una sola batalla; sin embargo, por lo que vemos en este salmo, estaba lleno de santa valentía, surgida de su fe en Dios. En estos tres versículos apela a Dios. ¿A quién sino a Él deberíamos acudir cuando algo nos apena o nos asusta? David acude a Dios:
l. Con una presentación del aprieto en que se halla (vv. 1,2). Mira en torno de sí, como echando un vistazo al campamento de sus enemigos. David se había adueñado del corazón de sus súbditos mejor que cualquier otro rey pudo haberlo obtenido; sin embargo, ahora lo había perdido súbitamente. Se habían levantado contra él y le perseguían a muerte. No sólo esto; decían: «No hay para él salvación en Dios.»Sacaban maliciosas conclusiones del aprieto en que se veía, como lo habían hecho de la aflicción de Job sus tres amigos. Pensaban que, puesto que le habían abandonado sus servidores y súbditos, también Dios le había desamparado a él y había abandonado su causa y, por lo tanto, había que considerarle como un malvado y un hipócrita. Se esforzaban por sacudir la confianza que tenía él en Dios y llevarle a desesperar de recibir socorro celestial. David acude a Dios y le declara lo que sus enemigos dicen de él. Al final de los vv. 2,4 y 8 aparece el vocablo hebreo selah, que significa pausa. Esta señal - nota del traductor- servía, no sólo para hacer una pausa, sino especialmente como indicación litúrgica y musical.
II. Con una profesión de su dependencia de Dios (v. 3). cuando sus enemigos dicen: «No hay para él salvación en Dios» (v. 2), él clama con tanto mayor seguridad (v. 3): «Mas tú, Yahweh, eres escudo alrededor de mí para defenderme, ya que mis enemigos me rodean por todas partes; tú eres mi gloria y el que levanta mi cabeza.» Sí, en el peor de los casos, los hijos de Dios pueden levantar con gozo la cabeza, sabiendo que todo cooperará para su bien, reconocerán que es Dios quien les levanta la cabeza, dándoles motivo para regocijarse y corazón para regocijarse.
Versículos 4-8
David se ha asido de su Dios ante la oposición sañuda de los que se sublevaban contra él, y había ganado valor y confianza para mirar hacia arriba cuando, mirando en tomo suyo, todo servía para causarle desánimo. Ahora mira hacia atrás con agradables reflexiones, y hacia delante con agradable expectación de un feliz resultado al que había de dar paso en breve la oscura situación en la que al presente se hallaba.
1. David había sido ejercitado en muchas dificultades, se había visto con frecuencia oprimido y en grave aprieto; pero siempre había hallado en Dios al Todo-suficiente.
(A) Sus apuros le habían puesto siempre de rodillas y, en medio de todos sus peligros y dificultades, había podido prestar a Dios su reconocimiento y levantar a él el corazón y la voz (v. 4): «Con mi voz clamé a Yahweh
(B) Siempre había hallado a Dios dispuesto a responder a su oración: «Y Él me respondió desde su monte santo», el monte santificado por la presencia del arca, de sobre la cual solía responder a quienes le buscaban. Cristo ha de ser entronizado Rey sobre Sión, el monte santo de Dios (2:6) y mediante tal Intercesor, al que el Padre escucha siempre, son escuchadas nuestras oraciones.
(C) David se había encontrado siempre a salvo bajo la protección divina (v. 5): «Yo me acosté y dormí, tranquilo y seguro, y desperté con nuevas fuerzas, porque Yahweh me sostenía.» (a) Esto es aplicable a las bendiciones ordinarias de cada noche, de lo que habríamos de dar gracias, tanto en privado como en familia, cada mañana. (b) Pero aquí parece referirse a la maravillosa calma y seguridad del ánimo de David en medio de sus peligros. Habiendo encomendado, en oración, su persona y su causa a Dios, y estando seguro de su protección, su corazón estaba tranquilo y en paz.
(D) Dios había quebrantado con frecuencia el poder y la maldad de los enemigos de David, dejándolos confusos («heridos en la mejilla») y sin poder («con los dientes quebrantados»), v. 7.
2. Véase con qué confianza se encara con los peligros que tiene delante:
(A) Sus temores estaban silenciados (v. 6): «No temeré a diez millares de gente, ya sea de invasión extranjera o de sublevación intestina, que pongan sitio contra mí, acampando en derredor de mí.» Cuando David huía de Absalom, le pidió a Sadoc que volviese el arca de Dios a la ciudad y, dudando del resultado de la contienda, concluyó en actitud de humilde penitente: «Aquí estoy; haga de mí lo que bien le parezca» (2 S.15:26). Pero ahora, en actitud de firme creyente, habla confiadamente y sin temor acerca del resultado.
(B) Sus oraciones rebosaban ánimo y aliento (v. 7). Creía en Dios como en su Salvador, aun cuando oraba con urgencia: «Levántate, Yahweh; sálvame, Dios mío.»
(C) Su fe salió triunfante. Comenzó el salmo quejándose de la fuerza y malicia de sus enemigos, pero lo concluye gozándose en el poder y la gracia de su Dios, pues ve que los que están con él son más que los que están contra él (v. 2 R. 6:16; 2 Cr. 32:7; Sal. 55:18; Ro. 8:31; 1 Jn. 4:4). Basa aquí su confianza en dos grandes verdades: (a) «La salvación es de Yahweh» (v. 37:39; Jon. 2:9; Ap. 7:10; 19:1). Él tiene poder para salvar, por muy grande que sea el peligro en que nos hallemos. (b) «Tu bendición sobre tu pueblo» (lit.). No sólo tiene Dios poder para salvarles, sino también para asegurarles su gracia y sus bendiciones; de ello podemos estar seguros, aunque no sean visibles los efectos de tales bendiciones (nota del traductor. Aunque no hay verbo en el hebreo, no hay duda de que la frase tiene sentido de súplica: "Sobre tu pueblo SEA tu bendición.» También es de notar que la numeración de los versículos de este salmo es diferente en la Biblia Hebrea -y en otras versiones- de la que aparece en nuestra Reina-Valera. Ello se debe a que en ésta el título del salmo no entra en la numeración, mientras que en aquéllas forma el v. 1, con lo que el salmo tiene nueve versículos en lugar de ocho).

Comentario a Salmos 2


Salmos 2 -El reino del ungido de Jehová-
1 ¿Por qué se amotinan las gentes,
Y los pueblos piensan cosas vanas?
2 Se levantarán los reyes de la tierra,
Y príncipes consultarán unidos
Contra Jehová y contra su ungido,(1) diciendo:
3 Rompamos sus ligaduras,
Y echemos de nosotros sus cuerdas.
4 El que mora en los cielos se reirá;
El Señor se burlará de ellos.
5 Luego hablará a ellos en su furor,
Y los turbará con su ira.
6 Pero yo he puesto mi rey
Sobre Sion, mi santo monte.
7 Yo publicaré el decreto;
Jehová me ha dicho: Mi hijo eres tú;
Yo te engendré hoy.(2)
8 Pídeme, y te daré por herencia las naciones,
Y como posesión tuya los confines de la tierra.
9 Los quebrantarás con vara de hierro;(3)
Como vasija de alfarero los desmenuzarás.
10 Ahora, pues, oh reyes, sed prudentes;
Admitid amonestación, jueces de la tierra.
11 Servid a Jehová con temor,
Y alegraos con temblor.
12 Honrad al Hijo, para que no se enoje, y perezcáis en el camino;
Pues se inflama de pronto su ira.
Bienaventurados todos los que en él confían.
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Tomado de "Comentario Exegético-Devocional A Toda La Biblia."
Libros poéticos -Salmos Tomo-1. Editorial CLIE.
Es éste un salmo mesiánico y regio (como también los Sal. 18, 20, 21, 45, 72, 89, 101, 110, 132 y 144). Bajo el tipo del reino de David (dispuesto por Dios, opuesto por muchos, pero prevaleciendo al fin), se profetiza aquí el reino del Mesías, el Hijo de David (v. Hch. 4:25-27; 13:33; He. 1:5). En él nos predice el Espíritu Santo: I. La oposición que había de hacerse al Reino del Mesías (vv. 1-4). II. La represión y el castigo de tal oposición (vv. 4, 5).III. La erección del reino de Cristo a pesar de dicha oposición (v. 6). IV. La confirmación y el establecimiento del reino mesiánico (v. 7). V. La promesa de su ampliación y éxito (vv. 8, 9). VI. Un llamamiento y una exhortación a los reyes y príncipes a que se sometan voluntariamente a ser súbditos de este reino (vv. 10.12).
Versículos 1-6
Aquí tenemos una gran lucha entre el reino de Cristo y los que se oponen a él. Vemos:
l. La tremenda oposición que se hace al Mesías y a su reino (vv. 1-3). Habría de esperarse que una bendición tan grande para este mundo fuese universalmente bienvenida y acogida. Sin embargo, no hubo jamás una doctrina o una escuela de filósofos, ni gobierno alguno de este mundo, que haya sufrido una oposición tan violenta como la doctrina y el gobierno de Cristo. Las naciones y los pueblos, las cortes y los países, van a veces por caminos opuestos, pero aquí les vemos a todos unidos contra Cristo. Aunque su reino no es de este mundo ni entra dentro de su programa el debilitar los intereses terrenos, reyes y pueblos se alzan inmediatamente en armas. Así como los filisteos con sus jefes, tanto como Saúl y sus cortesanos, se oponían a que David accediese al trono, así también Herodes y Pilato, gentiles y judíos, extremaron su violenta oposición contra Cristo y su obra benéfica (Hch. 4:27).
1. "Se levantan... contra Yahweh y contra su ungido» (v. 2), esto es, contra toda religión en general y contra el cristianismo en particular. El gran autor de nuestra religión es llamado aquí el ungido (hebr. Meshiaju) de Yahweh, tipificado en el ungido David. Musitan o rumorean (v. 1. El mismo verbo que en 1:2), aquí con rabia, en violenta y malvada al reino del Mesías, métodos para suprimir o impedir los avances de dicho reino en el mundo.
2. «Conspiran juntamente, etc.» (v. 2). Es una oposición combinada, da, para ayudarse y animarse unos a otros. Si Yahweh y su Mesías les hiciesen ricos y grandes en este mundo, y si contemporizasen con sus violencias e injusticias, les darían la bienvenida; pero, al frenar su concupiscencias y sus pasiones corrompidas, no quieren que ese hombre reine sobre ellos (Lc. 19: 14). Cristo tiene para nosotrosligaduras y cuerdas: vínculos morales que nos unen a Él y conducen a nuestra dicha, porque son cuerdas humanas, cuerdas de amor (Os. 11:4). ¿Por qué se oponen los hombres a la ley de Dios para seguir sus propios caminos, cuando son cosas vanas? No pueden presentar ninguna razón válida para oponerse a una causa tan justa y a un gobierno tan bueno y generoso Tampoco pueden esperar éxito alguno al oponerse a un rey tan poderoso.
II La tremenda derrota que les espera a los rebeldes coligados. El reposo de la Mente Eterna ha de ser nuestro consuelo bajo todo lo que amenace perturbar nuestra mente. Nosotros somos zarandeados en la tierra y en el mar, pero Él se sienta (lit. v. 4) en los cielos, donde tiene su trono listo para el juicio.
1. Los vanos intentos de los enemigos de Cristo no merecen otra cosa que el ridículo: Dios (hebr. Adonay = el Señor Soberano) se reirá de ellos.
2. Serán justamente castigados (v. 5). Aunque desprecia Dios la impotencia de ellos, también está airado contra la perversidad de ellos. Los enemigos de Cristo pueden enfurecerse contra Dios, pero no le pueden hacer daño. Son ellos los que se hacen daño a sí mismos al oponerse al establecimiento del reino de Dios.
3. Son indudablemente, ineludiblemente, derrotados; todos sus planes (v1-3) se vienen al suelo: "Yo mismo -dice Yahweh- he instalado (lit. ungido) a mi rey sobre Sión, mi santo monte» (v. 6). Jesucristo es Rey, y Dios se complace en llamarle su Rey, porque Él le ha nombrado, le ha ungido con el Espíritu Santo (Is. 61:1) y a Él solo ha entregado, la administración del gobierno y el juicio; en él tiene el Padre todas sus complacencias.
Hemos de cantar estos versículos con santa exultación, triunfantes en Cristo, a la vez que oramos con fervor: "Venga tu reino», pues Dios realmente reina cuando las gentes se someten al gobierno de Cristo.
Versículos) 7-9
Veamos ahora lo que el Mesías mismo va a decir de su reino.
1. El reino del Mesías está fundado sobre un decreto eterno de Dios el Padre (v. 7). No ha sido una súbita resolución, ni la prueba de un experimento, sino el resultado de los consejos de la sabiduría divina.
2. El decreto se publica para conocimiento y satisfacción de todos los que son llamados a someterse al rey como súbditos, y para dejar sin excusa a los que no quieren que Cristo reine sobre ellos. Cristo presenta aquí un doble título para su reino:
(A) El título de herencia (v. 7): «Mi hijo eres tú; yo te he engendrado hoy.» En He. 1:5 se cita esta Escritura para mostrar que Cristo tiene más excelente nombre que los ángeles, y lo tiene por herencia (He. 1:4). "El Padre ama al Hijo, y todas las cosas las ha entregado en su mano» (Jn. 3:35). Siendo el Hijo, e Hijo único, es el heredero de todas las riquezas del Padre.
(B) El título de mutuo acuerdo (vv. 8,9), que consiste en que el Hijo se compromete a tomar las riendas del gobierno que Yahweh pone en sus manos. Dice Arconada: «Pídemelo no es condicional, ni propiamente exhortativo, sino, como el imperativo de 110:2, equivale a un futuro enérgico, y es forma poética de indicar el innato derecho, propio del «Hijo de Yahweh» y la facilidad de poseer cuanto a Él pertenece.»
3. Se le prometen al Mesías las naciones hasta los confines de la tierra (v. 8); no sólo los judíos, sino también los gentiles. Gran parte del mundo de la gentilidad recibieron el Evangelio cuando fue predicado por primera vez, pero esta Escritura tendrá cumplimiento final y pleno cuando los reinos de este mundo pasen a ser los reinos de nuestro Señor y de su Cristo (Ap. 11: 15). Es entonces cuando con cetro de hierro (v. 9) quebrantará a los que no se le sometan por amor. Esto se cumplió en parte cuando fue destruida Jerusalén por el poder romano y, cuando más tarde, fue establecida la religión cristiana con la destrucción oficial del paganismo, pero no se cumplirá plenamente hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus pies (1 Co. 15:24,25. V. Sal. 110:5,6).
Al cantar esto, y orar por ello, hemos de glorificar a Cristo como al Hijo de Dios y Señor legítimo nuestro, tomando aliento con esta promesa de que el reino del Mesías será establecido triunfante de toda oposición.
Versículos 10-12
Aplicación práctica de esta enseñanza concerniente al reino del Mesías, al exhortar el salmista a los reyes y jueces de la tierra a que, dejándose de cosas vanas (v. 1), sean sensatos (v. 10) y se sometan de buena gana al gobierno de Cristo. El que tiene poder para destruirlos muestra que no se complace en su destrucción, puesto que les exhorta a tomar una actitud que puede conducir a su felicidad. Lo que se dice a ellos, se dice a todos. Así que somos exhortados:
1. A reverenciar a Dios (v. 11), pues toda nuestra adoración, así como nuestra conducta, ha de comenzar por un santo temor de Dios; es cierto que nos hemos de alegrar en el Señor (Fil. 4:4), pero hemos de alegramos con temblor (v. l1b), es decir, con sentido de nuestra responsabilidad. Nuestra salvación se ha de llevar a cabo con temor y temblor (Fil. 2:12), frase que significa: con respeto y sentido de la responsabilidad.
2. A dar nuestra acogida a Jesucristo y sometemos a Él (v. 12), pues éste es el núcleo del cristianismo. (A) Hemos de besar al Hijo (v. 12, lit.), con el gesto del vasallo que besa la mano de su señor y, además, con el gesto del amor sincero al que nos amó y se entregó a sí mismo por nosotros (v. Gá. 2:20) y nos sigue amando (Ap. 1:5; participio de presente en el original). (B) Las razones que respaldan este mandato divino: (a) La ruina segura de quienes rechacen a Cristo (v. 12a, ya que perecerán al enojarle; (b) la felicidad de quienes se sometan a Él (v. 12b), ya que son dichosos todos los que en El se refugian (lit.). Dichosos verdaderamente son los que, al haber recibido a Cristo, tienen en Él su refugio y patrón en el día de la ira, pues mientras el corazón de los otros desfallezca de miedo, el corazón de ellos exultará de gozo.
Al cantar esto, y orar sobre ello, hemos de sentir el corazón lleno de un santo temor de Dios y, al mismo tiempo, de una alegre confianza en Cristo, en cuya mediación podemos consolamos y animamos a nosotros mismos, así como unos a otros.

Salmos 1 -El justo y los pecadores



Salmos 1 -El justo y los pecadores
1 Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos,
Ni estuvo en camino de pecadores,
Ni en silla de escarnecedores se ha sentado;
2 Sino que en la ley de Jehová está su delicia,
Y en su ley medita de día y de noche.
3 Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas,(1)
Que da su fruto en su tiempo,
Y su hoja no cae;
Y todo lo que hace, prosperará.
4 No así los malos,
Que son como el tamo que arrebata el viento.
5 Por tanto, no se levantarán los malos en el juicio,
Ni los pecadores en la congregación de los justos.
6 Porque Jehová conoce el camino de los justos;
Mas la senda de los malos perecerá.
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Tomado de "Comentario Exegético-Devocional A Toda La Biblia."
Libros poéticos -Salmos Tomo-1. Editorial CLIE.
Éste es un salmo de instrucción con respecto al bien y al mal, poniendo ante nosotros vida y muerte, bendición y maldición, a fin de que tomemos el camino recto que lleva a la felicidad, y evitemos el que de cierto conduce a la miseria y a la ruina. Nos muestra:
I. La santidad y la dicha de una persona piadosa (vv. 1-3).
II. La pecaminosidad y la miseria del malvado (vv. 4, 5).
III. El fundamento y la razón de ambos casos (v. 6).
Versículos 1-3
El salmista comienza por el carácter y la condición del piadoso.
1. El Señor conoce por su nombre a los que son suyos (Nm. 16:5; 2 Ti. 2: 19), pero nosotros hemos de conocerlos por su carácter, el cual se nos presenta aquí mediante las normas que escoge para su conducta:
A) El hombre piadoso (v. 1) no anda en consejo de malos, etc. Se pone primero esta parte de su carácter, porque apartarse del mal es el primer paso por el que comienza la sabiduría. (a) Ve en torno suyo malhechores, de los que el mundo está lleno. Se describen aquí por medio de tres epítetos: malos, pecadores, escarnecedores. Primero son malvados, carentes de temor de Dios. Cuando falta este temor de Dios, el hombre muestra ser pecador, en abierta rebelión contra Dios. Las omisiones abren el camino a las comisiones y así se endurece, a la larga, el corazón de tal manera que los pecadores se hacenescarnecedores, despreciando todo lo sagrado, burlándose de la piedad y tomando a broma el pecado. El vocablo hebreo para malos (mejor, malhechores) indica una persona que no se somete a ninguna norma, sino que se deja llevar de todo mal deseo. La persona piadosa no puede menos de ver con tristeza a los tales, cuyos criterios son tan insensatos y tan opuestos a los suyos. (b) Por consiguiente, no anda según los consejos, los criterios, de ellos. No sigue sus principios, ni toma el camino de ellos, ni se sienta para participar en el corro de los burladores, lo cual equivaldría a asociarse con quienes promueven el reino del diablo.
B) En cambio, el piadoso, para hacer el bien, se somete a la dirección de la palabra de Dios, familiarizándose con ella (v. 2). Todos los que se deleitan en que haya un Dios, han de deleitarse también en que haya una Biblia, la revelación de Dios y de su voluntad, y del único camino hacia la dicha en él:En su ley medita de día y de noche (comp. Jos. 1:8). El estudio y la práctica de la Ley de Dios es la delicia del hombre piadoso, como el autor del Sal. 119. El verbo hebreo para meditar significa literalmentemusitar: leer y dialogar consigo mismo sobre las grandes cosas que la Biblia contiene, fijarlas en la mente y en el corazón y experimentar en la vida el sabor y el poder de ellas.
2. Seguridad que se da al piadoso de que ha de disfrutar de las bendiciones de Dios. El salmo comienza literalmente: «¡Oh, las bendiciones del varón!, etc.» (el hebreo ashrey es plural). La bondad y la santidad no sólo son el camino hacia la felicidad (Ap. 22:14), sino que se identifican con la felicidad misma; aun cuando no hubiese otra vida después de ésta, el hombre que va por el camino del deber es ya un hombre dichoso. Será como árbol, fructífero y floreciente, pues las bendiciones divinas producen efectos reales. El justo es plantado por la gracia de Dios; por naturaleza, todos somos olivos silvestres y continuamos siéndolo hasta que somos injertados por un poder de arriba, celestial. Nunca crece por sí mismo un buen árbol; es plantío de Yahweh para ser árbol de justicia y en ello ha de ser glorificado Dios (Is. 61: 3). Es plantado junto a los medios de gracia, llamados aquí corrientes de aguas; de aquí saca el justo provisión abundante de fuerza y vigor, pero de forma secreta, oculta a las miradas de la gente. De quienes participan de los medios de gracia ha de esperarse que, tanto en sus criterios como en su conducta, respondan a las intenciones de la gracia y lleven fruto. Y su hoja no cae. Su follaje no se marchita, sino que son de hoja perenne. En cuanto a los que muestran solamente las hojas de profesión cristiana, sin fruto alguno, las hojas mismas, al fin, se marchitarán y caerán; pero si la palabra de Dios gobierna el corazón, la profesión se conservará siempre verde y fresca; tales laureles no se marchitan.
Versículos 4-6
1. Se describe ahora el carácter de los malvados (v. 4): (A) En general, son el reverso de los justos, tanto en carácter como en condición: no llevan fruto, sino agraces de Sodoma que inutilizan la tierra. (B) En particular, mientras los justos son como árboles útiles, valiosos y fructíferos, los malvados son como el tamo que arrebata el viento; son como la parte más liviana de la paja, el polvo que el amo de la era quiere ver lejos de allí, puesto que para nada sirve.
2. Se describe luego el destino final de los malvados (v. 5): No se erguirán en el juicio, es decir, serán hallados culpables, y no tendrán; lugar alguno en la congregación de los justos, pues ninguna cosa manchada ha de entrar en la Nueva Jerusalén. En este mundo, no es cosa difícil para los hipócritas, bajo la máscara de una plausible profesión de fe, penetrar en la congregación de los justos y permanecer allí sin ser descubiertos ni perturbados (v. 1 Jn. 2:19), pero a Dios no se le puede engañar, aunque puedan ser engañados sus ministros.
3. La razón que se da de este final tan distinto de los buenos y los malos (v. 6). Yahweh conoce, es decir, aprueba complacido y remunera la conducta de los justos, por lo que les hace dichosos y prósperos (al menos, espiritualmente), pero está airado contra la senda de los malos, la cual, ya de suyo, lleva a los hombres a la ruina y a la perdición (Ro. 6:23).
Al cantar estos versículos, y orar sobre ellos, dejémonos poseer de un santo temor de la porción del malvado y de una santa diligencia en presentamos a Dios aprobados en todo, buscando su favor de todo corazón.