Parte V: Gente de Buena Onda
Somos la expresión del corazón de Dios hacia la gente y la comunidad en donde
estamos llamados a servir.
“Supongamos que un hermano o una hermana no tiene con qué vestirse y carecen del
alimento diario, y uno de ustedes les dice: Que les vaya bien; abríguense y coman
hasta saciarse, pero no les da lo necesario para el cuerpo ¿De qué servirá eso?…”
Santiago 2:14-16
Nuestra fe en Cristo no es suficiente para obtener un buen testimonio delante de la
gente inconversa. Necesitamos palabras y acciones también.
“Así también la fe por sí sola, si no tiene obras, está muerta. Sin embargo, alguien dirá:
Tú tienes fe, y yo tengo obras. Pues bien, muéstrame tu fe sin las obras, y yo te
mostraré la fe por mis obras. ¿Tú crees que hay un solo Dios? ¡Magnífico! También los
demonios lo creen, y tiemblan.” Santiago 2:17-19
Gente de buena onda, que esta alcanzando más que solamente lo normal, es una
gente que está lista para poner patas a su fe y mostrar a los demás que hay un Dios
vivo en ellos con su fe y sus obras.
“¡Qué tonto eres! ¿Quieres convencerte de que la fe sin obras es estéril? ¿No fue
declarado justo nuestro padre Abraham por lo que hizo cuando ofreció sobre el altar a
su hijo Isaac? Ya lo ves: Su fe y sus obras actuaban conjuntamente, y su fe llegó a la
perfección por las obras que hizo.” Santiago 2:20-22
Nuestro llamamiento como creyentes es no solamente llegar a una reunión, sino
también llegar a ser gente que ama a nuestra comunidad con nuestros hechos.
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