miércoles, 22 de junio de 2011

SUSURROS DE AMOR Por Angelica Perez Ortiz

Sigue la Estrella
Mateo 2:2 “¿Donde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el
oriente y venimos a adorarle.”
En muchos países se celebra la visita de los tres Magos de Oriente al pesebre donde se
encontraba el niño Jesús. Ese memorable día en el cual tres reyes, magos o sabios (ya que se les
refiere con diferentes nombres) siguieron desde el lejano oriente una estrella que los guió al
paradero del Príncipe de las Naciones.
Se dice que su travesía fue de aproximadamente dos meses, otras fuentes alegan de un mes y
medio y a quienes dicen que solo les tomo tres semanas. Sin embargo, eso me puso a meditar en
que realmente no importa cuánto les tomo llegar a Belén. Lo que realmente importa es que eldeseo de adorar y exaltar al Niño Dios era más fuerte que la larga travesía, que la incertidumbre
de saber hacia dónde se dirigían.
Los reyes fueron a su paso y al paso de sus camellos y la estrella los guió hasta el momento en el
que llegaron al lugar donde Jesús les estaba esperando. Así mismo es con sus hermanos, con
nosotros. Jesús no le importa si ti te toma un mes llegar a cierto crecimiento mientras que a mí
me toma una semana o viceversa. Jesús lo que más le importa es el resultado final.
Lo que Dios, Jesús y el Espíritu Santo buscan es el crecimiento en nuestras vidas, que estemos en
constante búsqueda y siempre persiguiendo la Estrella que ilumina nuestros pasos. ¿El tiempo
que nos tome llegar? Siempre será diferente, con cada individuo Dios obra de forma diferente y
en tiempos diferentes.
El Dios Todopoderoso y Omnisciente es el que tiene completo conocimiento de nuestros
corazones y conoce a qué velocidad podemos caminar cada uno.  Eso sí, nunca nos
conformemos. Cuando llegaron al palacio de Herodes, los reyes pudieron haberse conformado
con haber comprobado que en verdad había nacido un niño rey en Belén. Sin embargo, a pesar
de que probablemente estaban extenuados continuaron.
 No fue hasta que llegaron al pesebre y le adoraron que estuvieron satisfechos. ¡Nosotros
también! No pares hasta que cumplas tu meta, no descanses hasta que consigas trepar el siguiente
escalón, no te conformes con saber que existe, ¡no! Esfuérzate y sigue la estrella de Cristo hasta
que te lleve al lugar que Dios ha separado para ti.

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