miércoles, 22 de junio de 2011

SUSURROS DE AMOR Por Angelica Perez Ortiz

Resoluciones para Año Nuevo
No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro
entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.
Romanos 12:2 (Versión RV 1960)
Cada fin de año, o en ocasiones en el comienzo, la gente suele sentarse y hacer una lista. Le
llaman resoluciones de año nuevo, sus nuevas metas, cambios. Frecuentemente suelen ser las
mismas. Una lista común es:
Bajar de peso
Hacer más ejercicio
Arreglar ‘x’ o ‘y’ parte de mi cuerpo, casa o cuarto
Comprar ‘x’ o ‘y’ cosa
Ahorrar más dinero
Realmente, cuando comienza el año nuestra meta principal y más importante debería ser mejorar
nuestras relaciones con Dios. Estar cada día más cerca de Él, convertirnos no en el cristiano
ideal, o quizás el que la gente espera, sino en el cristiano que Dios busca en ti. Con cada cual, la
relación y los propósitos de Dios son diferentes.
 “Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar; Sobre ti fijaré mis ojos.”
(Salmos 32:8)  Dejarnos llevar por su guía es de mucha importancia para conocer los caminos
que El nos ha trazado.
Romanos 12:2 (en la versión Biblia Lenguaje Actual) nos dice: “Y no vivan ya como vive todo
el mundo. Al contrario, cambien de manera de ser y de pensar. Así podrán saber qué es lo que
Dios quiere, es decir, todo lo que es bueno, agradable y perfecto.”
Otras versiones dicen “sino renovaos…” ¡Es lo mismo! Renovar, cambiar, una resolución es un
punto de cambio, de renovación. Cuando preparamos las resoluciones, renovamos objetivos,
metas y cambiamos direcciones en muchos aspectos de nuestras vidas. Renovar es mejorar y,
mejorar las cosas nunca viene mal.
Renovar nuestra manera de ser el año pasado fuimos de una u otra forma, en ocasiones
excelentes cristianos y seres humanos y en otras no lo fuimos. En este año resolvamos ser
personas diferentes, ser mejores y renovar nuestro ser. Parte de renovar nuestro ser es renovar nuestro corazón, limpiarlo de esos sentimientos que nos
han ido dañando. Remendar y limpiar el corazón es como cuando barremos una casa, le sacamos
el polvo y todo lo que esta demás. Quizás tengas que perdonar, o pedir perdón, olvidar alguna
mala memoria o simplemente necesites paz en tu alma. Dios te la puede dar, te la QUIERE dar.
Levántate dispuesto a renovar tu ser, tu corazón.
Renovar tu manera de pensar: nuestro entendimiento es muy finito comparado con el
entendimiento de Dios, es diferente. El ve más allá de lo que nosotros podamos ver. Sus
pensamientos, no  son los nuestros, pero sus pensamientos siempre guardan paz, bendiciones y
nuevos propósitos para sus hijos. Renovemos nuestro pensar para mantener nuestras mentes
abiertas a los propósitos de Dios y ocupadas en SU obra.
No es que te zarpes de la cama dispuesto a abrir tus pensamientos para cuanta idea o lógica se te
presente. Es que te mantengas atento, abierto y dispuesto a recibir los pensamientos que Dios
quiere poner en tu mente y que te quiere revelar.
Este año, como todos los que han pasado, y los que están por pasar, promete bendiciones y retos,
pruebas y batallas pero también victorias y paz. En orden de poder alcanzarlo todo, por medio de
la gracia de Cristo, tenemos que renovarnos, cambiar, a este siglo.
Dios es el mismo, ayer, hoy y siempre, pero nosotros cambiamos constantemente, a veces para
mal, otras para bien. Que este año, una de tus prioridades, de tus resoluciones, sea renovar tu
corazón, tu espíritu, tu relación con Dios, tu ser y tu pensar. Caminemos juntos en pos de
renovarnos, siempre victoriosos por la misericordia de Dios. Nunca es demasiado tarde para
cambiar.

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