miércoles, 22 de junio de 2011

SUSURROS DE AMOR Por Angelica Perez Ortiz

Receta para Coexistir
Una Dosis de Independencia y Otra de Dependencia
Hace unos días pasó un cliente por el negocio de la familia. Un señor con un rostro triste a
primera instancia parecía que era una persona amargada. Pero sus ojos estaban llenos de soledad
y tristeza. Mi madre le hizo un chiste para intentar levantarle los ánimos pero no funcionó,
regresó una sonrisa breve y forzada. El día siguiente volvió y para nuestra sorpresa se quedó con
nosotros a charlar un rato. Eso era todo lo que necesitaba, una charla para desahogarse de esa
vida triste y vacía que había comenzado a llevar hace diez meses porque su amada esposa había
muerto.
A veces o mejor dicho, casi todo el tiempo nos la pasamos envueltos en nuestro propio mundo.
Tomamos en serio ese tema de que cada uno es individual y "cada cual por su lao" así vivimos y
pensamos, olvidándonos de los que existen a nuestro alrededor. Nos enfocamos tanto en nuestraspropias vidas que no importa si nos damos cuenta del sufrimiento de otros porque ya tenemos
bastantes cosas de que preocuparnos. Perdemos noción de lo que pasa a nuestro alrededor porque
no separamos como mínimo  cinco minutos para enterarnos de lo que le pasa al otro o pedir
ayuda cuando la necesitamos. Es que a veces somos tan orgullosos.
Cada uno puede desarrollar su propia vida y hacerse cargo de ella y todos los problemas que ella
trae. Sin embargo, siempre estaremos en necesidad de una mano amiga en este mundo. Por más
independientes que seamos, nadie ha logrado algo por sí solo, absolutamente nadie. Ni siquiera
los dioses, sino me crees, pregúntale a Jesús (por traer un ejemplo)... ¿quien le proveyó las
fuerzas para treparse en esa cruz? ¿Acaso no oró por fortaleza antes de emprender su travesía al
calvario? Quizás los actos no los hagamos acompañados o con la ayuda de alguien,
probablemente hemos llegado a cumplir nuestras metas solos. De todas formas, siempre ha
estado alguien, ya sea el que nos inspiró o el que nos animó a continuar, tal vez una persona es la
razón de cumplir esas metas. Todos estamos conectados de una forma u otra y co-dependemos el
uno del otro.
Esto es lo que tratamos de olvidar día a día, intentamos ser tan independientes que evadimos la
necesidad continua que tenemos los unos de los otros o viceversa. Ese día cuando ese señor le
abrió su corazón a mi madre y le contó su dolor fue un momento donde se compartieron cosas.
Ella tenía otras gestiones que hacer pero sacó diez minutos para escuchar las penas de un hombre
que llevaba diez meses en luto. Cuando mi madre comenzó hablar terminó recibiendo consejos
para su negocio. El señor recibió algo que necesitaba sin importar cuán independiente pudiese
ser y mi madre recibió algo que también necesitaba sin importar cuán exitosa o independiente
fuera.
Esta es la magia de combinar estas dos características en nuestras vidas y aprender a coexistir
con los que nos rodean. Siempre nos van a hacer falta las dos, con una aprendemos a valernos
por nosotros mismos y con otra aprendemos a pedir ayuda y ofrecerla, aprendemos a reconocer
que no estamos solos en este planeta. Nadie debe ser lo demasiado independiente como para
olvidar que a su alrededor hay más personas. Porque cuando se es muy independiente tendemos a
pensar que "Si yo pude el otro también." cuando en realidad todos necesitamos un empujón en
algún momento. A su vez, nadie debe ser demasiado dependiente como para vivir toda su vida
por cuenta de los demás. Tenemos que saber valernos por nosotros mismos y no vivir pegados
como lapas inútiles, el ser de utilidad en esta vida es lo que nos permitirá devolver la ayuda
recibida.
Debemos balancear nuestras vidas y ser hombres y mujeres independientes que pueden por sí
mismos y pueden proveer para los suyos. De la misma manera, tenemos que aceptar, reconocer y
vivir con el concepto de que no estamos solos, de que cuando necesitamos ayuda siempre habrá
alguien para ofrecerla al igual que nosotros debemos estar dispuestos a ofrecer ayuda a otros.
Nadie se ha muerto por ayudar o dar la mano y mucho menos por pedir ayuda, los que sí han
muerto son los que andan por la vida intentando lograrlo todo solos. Puede ser que no mueran en
físico, pero su espíritu está muerto, vinimos a este mundo para compartir y coexistir, todos
necesitamos a alguien a nuestro lado y todos necesitamos aprender a estar ahí para los demás.
Nuestro cuerpo necesita una dosis de independencia para continuar hacia adelante aún cuandolos demás no nos apoyen y una de dependencia para reconocer que siempre necesitamos a
alguien cerca que nos diga "Tu sí puedes."

No hay comentarios:

Publicar un comentario