sábado, 13 de agosto de 2011

Comentario Bíblico RUT


RUT
Introducción

No es difícil explicarse el atractivo de este breve libro. Ya tiene mucho mérito como un relato bien narrado, con su simetría de forma y vívida caracterización, pero, sobre todo, es un libro con mensaje. Cuando para Noemí la vida ya nada le prometía y carecía de sentido, Rut, su nuera, decidió permanecer a su lado en lugar de dejarla que enfrenta ra sola, anciana y viuda su camino hacia el futuro. La tragedia en Moab tuvo un final feliz en Belén, y la lealtad altruista recibió su recompensa. Dios se hizo cargo de los acontecimientos para dar amor y seguridad a quienes confiaron en él, mientras que paralelamente iba entrelazando sus vidas con su propósito para el mundo. Dios permaneció escondido, no obstante siguió obrando en los asuntos ordinarios de la vida cotidiana, cumpliendo sus pro mesas a su pueblo.
Se han hecho muchos intentos de clasificar al libro de Rut según las categorías de la literatura europea moderna. Ha sido considerado como una novela, un idilio y una novela histórica, todo lo cual implica un elemento ficticio mayor. En un intento por colocar al libro en un trasfondo del Medio Oriente otros eruditos han sugerido que tuvo sus orígenes en la mitología cúltica, pero no han producido evidencias convincentes de ello. El libro mismo, con sus palabras introductorias: Aconteció en los días en que gobernaban los jueces, y su genealogía final que termina con el rey David, implican eventos históricos y verificables. Es cierto que trata de una familia común y no de las hazañas de los grandes, pero sería extraño que la conexión en tre Rut la moabita y el rey David hubiera sido inventada, porque nada aportaba al engrandecimiento de éste en Israel. Aunque el escritor fue laborioso para que su libro fuera una obra de arte, es evidente que su intención fue que se aceptara como una narración histórica. Es un relato verídico, contado magistralmente en el estilo de las narraciones patriarcales, donde se encuentran algunos de los mismos temas, como son la hambruna, el exilio y el regreso, la falta de hijos, por medio de los cuales Dios se da a conocer.

AUTOR Y FECHA

El libro no ofrece ninguna indicación sobre el autor. El Talmud (c. 200 a. de J.C.a. de J.C. Antes de Jesucristo) lo atribuye a Samuel, pero éste murió antes de que David fuera rey (1 Sam. 28:3), y el libro implica que el reinado de Da vid era bien conocido. La referencia al período de los jueces es como a una era pasada, y la necesidad de explicar la ceremonia del zapato en 4:7 indica que había pasado algún tiempo antes de que los acontecimientos fueran volcados a la escritura. Los escribas en la corte de Salomón hubieran tenido acceso a los archivos reales, y el período que vio el apogeo de la literatura y las artes muy bien puede haber producido esta joya literaria. Varios eruditos recientes han detectado una perspectiva femenina en el libro lo cual les ha sugerido que el autor fuera una mujer. En una sociedad dominada por los hombres es significativo que el libro haya si do escrito acerca de dos mujeres, cuyas iniciativas generaron la acción y cuya fe fue recompensada. En la providencia de Dios sus vidas aun jugaron un papel en la preparación de la venida del Sal vador (Mat. 1:5; Luc. 3:32). Quien sea que haya escrito el libro estaba en sintonía con el propósito revelado de Dios de bendecir a “todas las familias de la tierra” (Gén. 12:3), y había vivido suficientes años como para reconocer el obrar de Dios en la vida humana. Pocos escritores han tenido más éxito que éste en hacer que la bondad sea atractiva.
Es difícil establecer la fecha en que fue escrito. Puede ser en cualquier momento entre el reinado de David (c. 1000 a. de J.C.a. de J.C. Antes de Jesucristo) y la aceptación del li bro en el canon de las Escrituras en el siglo II a. de J.C.a. de J.C. Antes de Jesucristo La fecha que más se favorece dentro de ese lapso es el período posexílico, especialmente los si glos V y IV a. de J.C.a. de J.C. Antes de Jesucristo, cuando el libro pudo haber sido una protesta contra el nacionalismo cerrado de Esdras y Nehemías. La presencia de palabras arameas en el heb. se consideraba como un apoyo a la idea de que fuera escrito en una fecha posterior, pero estudios más recientes han puesto en tela de juicio este argumento. El libro no tiene ningún indicio de que fuera “literatura de protesta”, y el estudio del idioma ha sido utilizado para mostrar que el heb. clásico utilizado muy posiblemente fuera preexílico (o sea, del siglo VII a. de J.C.a. de J.C. Antes de Jesucristo, a más tardar). Parece muy posible que el escritor haya vivido con la suficiente posteridad a los eventos que registró como para poder verlos en su justa perspectiva, quizá durante el reinado de Salomón. Otra posibilidad es que el profeta Natán haya sido el autor. Este dejó registros del reinado de David (1 Crón. 29:29), desafió con valentía la vida personal del rey (2 Sam. 12:1–12), y aun así estuvo dispuesto a apoyar más adelante a Betsabé (1 Rey. 1:11–53).

SU LUGAR EN EL CANON

El libro de Rut se valoraba como Escritura tanto en los círculos judíos como cristianos, y estaba incluido en las listas oficiales de los libros bíblicos cuando la iglesia los empezó a compilar en el siglo II d. de J.C.d. de J.C. Después de Jesucristo Las referencias en los Evangelios (Mat. 1:5; Luc. 3:32) demuestran que cuando fueron escritos, Rut era considerado autoritativo.
En nuestras Biblias en castellano, Rut aparece después de Jue., como sucede también en la traducción de LXXLXX Septuaginta (versión griega del AT) y de la Vulgata. Pero en las Biblias heb. impresas, Rut aparece en la tercera división, la de los Escritos, donde es el segundo de cinco rollos que ya para el siglo VI a. de J.C.a. de J.C. Antes de Jesucristo eran usados litúrgi camente en la sinagoga. El Cantar de los Cantares era el primero porque se usaba para la Pascua; Rut se usaba en el Pentecostés. El Talmud Babilónico, que data desde antes del siglo VI, empezaba los Escritos con Rut, seguido por los Sal. Otros textos colocan a Rut en primer lugar entre los cinco rollos porque así corresponde cronológicamente. Es evidente que al principio se colocó al libro entre los Escritos y posteriormente fue transferido a la posición donde corresponde históricamente, entre Jue. y Sam.

TEMAS

Una hambruna es la circunstancia que hizo que una familia israelita emigrara a la tierra extranjera de Moab. La hambruna era un hecho recurrente en el tiempo de los patriarcas, obligando a Jacob y sus hi jos a emigrar a Egipto. Esclavizados y oprimidos, fueron liberados por Dios, un evento recordado anualmente en la Pascua (Exo. 12:1–29). En el libro de Rut, ese mismo Dios acudió en auxilio de dos mujeres necesitadas, demostrando su poder de sa car un bien de una tristeza, vida de la muerte.
El matrimonio es otro tema central del libro. Era central en el pensamiento de Noemí. Aunque se con sideraba ella misma demasiado anciana como para casarse, para sus nueras era una prioridad que les instaba a atender (1:9). El nacimiento de un nieto daría nuevo impulso a su vida y si, por la providencia de Dios, éste podía ser aceptado legalmente como el heredero de Elimelec, su gozo sería total. Rut, la joven viuda de Moab que había decidido permanecer junto a su suegra y había abrazado la fe de Israel, daba por sentado que volver a casarse no sólo era lo bueno y correcto sino también su deber específico. A fin de poder suplir las necesidades de Noemí, necesitaba un marido que aceptara a Noemí como miembro de la familia. Por dicha razón su historia tenía que ser una historia de amor distinta, pero bajo la dirección de Noemí terminó siendo aun más extraña y excepcional. Rut podía haberse casado con un joven soltero de su propia generación, pero eso no hubiera resuelto el problema que Noemí tenía respecto a la propiedad de su familia, ni le hubiera dado un heredero a Elimelec. Casándose dentro de la familia de su esposo fallecido, Rut dio seguridad a la vida de Noemí tanto como a la propia. Su amor altruista era un reflejo del de Dios por Israel, en quien ella había puesto su confianza.
Las dos mujeres dominan el relato, pero, Boaz, pariente cercano de Elimelec, también tenía que estar dispuesto a asumir nuevas obligaciones. Noemí no sólo esperaba que se casara con la viuda de Majlón, pariente de él que había muerto en Moab, sino que también comprara una propiedad que posiblemente no terminaría siendo de él. La prescripción legal favorecía a la familia que había perdido al ser querido, asegurando que el hijo varón na cido del matrimonio heredaría la propiedad de Elimelec y continuaría la línea de éste. El pariente más cercano a quien Boaz presentó la proposición la rechazó aduciendo que pondría en peligro su propia pro piedad (4:6). Boaz, con su gran corazón, aceptó la obligación familiar, aunque costosa, con el beneplácito total de los ancianos y los habitantes de Belén, quienes oraron para que la bendición de Dios prosperara su posición en la comunidad y diera muchos hijos a Rut.
Al llegar al final de la historia estas oraciones habían sido contestadas más plenamente de lo que hubieran podido imaginar ninguno de los involucrados. La necesidad que Israel sentía de tener un rey se cumplió después de la muerte de Saúl, a través de David, nieto de Obed, quien fue el hijo nacido de Rut y Boaz. David, a pesar de todas sus faltas, estableció el reino, edificó a Jerusalén e inspiró las visiones del rey ideal por venir. Dios tomó el amor y la obediencia de Noemí, Rut y Boaz y los entretejió en su propósito eterno de mostrar “mise ricordia por mil generaciones a los que me aman y guardan mis mandamientos” (Deut. 5:10). Es digno de notar que el Mesías nació dentro de esta misma familia (Mat. 1:5, 6, 16; Luc. 3:23–31).
Otro tema, implícito en todo lo que hasta aquí se ha explicado, es cómo Dios ordena providencialmente la vida humana. El autor de Rut podía ver parte del propósito de Dios para la historia humana cumplido en David; el lector cristiano puede hacer caber esa parte dentro del todo, porque Dios estaba llevando a cabo su plan de redimir a la humanidad por medio de un descendiente más grande que el gran David. El autor de Rut también percibía la mano de Dios sobre las circunstancias personales de familias e individuos, animándoles a dar una mi rada retrospectiva a otros eventos para ir viendo los resultados misteriosos de la bondad sobreabundante de Dios en sus vidas. Los eventos hablan por sí mismos. En la vida personal y en la historia Dios obraba para llevar a cabo su gran propósito.

BOSQUEJO DEL CONTENIDO

1:1-22 Regreso a Belén
1:1-7 Se prepara la escena
1:8-18 Decisiones trascendentales
1:19-22 La llegada a su ciudad

2:1-23 Rut halla gracia
2:1-3 Conexiones familiares
2:4-17 Bondad inesperada
2:18-23 Noticias y alimentos para compartir

3:1-18 Fe, resolución y acción
3:1-6 El plan de Noemí
3:7-15 El encuentro a medianoche
3:16-18 Más razones de aliento para Noemí

4:1-22 Las nupcias y su resultado
4:1-12 Arreglos para contraer matrimonio
4:13-17 Un hijo para Noemí
4:18-22 Genealogía final
Comentario
1:1-22 REGRESO A BELEN

1:1-7 Se prepara la escena

Las palabras introductorias se refieren al período histórico descrito en el libro de Jue. (aprox. 1250–1050 a. de J.C.a. de J.C. Antes de Jesucristo), que finaliza diciendo: “En aquellos días no había rey en Israel, y cada uno hacía lo que le parecía recto ante sus propios ojos” (Jue. 21:25). El libro de Rut termina con las palabras: “Isaí engendró a David” y fue David quien llenó la necesidad sentida por Israel, de tener un rey. Belén de Judá, en oposición a Belén de Zabulón (Jos. 19:15), es llamada Efrata en Gén. 35:19; el nombre sobrevivió en el vocablo efrateos (2). Belén significa “casa de pan” y el nombre refleja lo fértil de sus campos y sus huertos. Pero aun en Belén los pobladores sufrieron por una hambruna motivando a una familia a radicarse por un tiempo en Moab. Desde Belén se pueden ver los montes de Moab en el horizonte hacia el este, al otro lado del mar Muerto. Aunque geográficamente cercano, no era un territorio amigo. Los moabitas eran descendientes de Lot (Gén. 19:27) así que eran parientes distan tes de Israel, pero habían sido hostiles a los israelitas cuando éstos llegaron de Egipto después del éxodo (Núm. 21:29). Al principio del período de los jueces, Eglón, rey de Moab, había in vadido y dominado a los israelitas durante 18 años (Jue. 3:14).
Elimelec decidió mudarse a Moab. Para Noemí, su esposa, el resultado final de la mudanza fue trágico. Primero, perdió a su esposo y luego a sus dos hijos. Su estadía en Moab, que creían temporaria, duró diez años y al final de este tiempo Noemí se encontraba sin medios de vida y de esperanza para el futuro.
El momento decisivo fue cuando ella oyó que Jehovah había visitado a su pueblo para darles pan. Se preparó para regresar, un verbo recurrente en el capítulo. En heb. se usa el mismo verbo para decir “arrepentir”, y al regresar a casa Noemí estaba demostrando un cambio de idea, un “arrepentimiento”. Sus nueras, Rut y Orfa, emprendieron con Noemí el camino, sintiéndose obligadas a acompañarla por ser sus familiares más cercanos. La modalidad de conducta de los antiguos patriarcas se repite aquí. Tanto Abraham como Isaac se habían ido en tiempos de hambre, para regresar luego cuando volvía a haber alimento.

1:8-18 Decisiones trascendentales

El relator ha preparado la escena, pero desde aquí en adelante los personajes hablan por sí mismos. Noemí, no dando nada por hecho, instó a sus dos nue ras a que regresaran a su hogar paterno en Moab. Pueden haber tenido entre 18 y 25 años, y Noemí demostró su interés maternal al procurar lo que sería lo mejor para ellas. Ambas habían sido esposas cariñosas, y Noemí apreciaba el afecto que le tenían, de allí su oración: Que Jehovah haga misericordia con vosotras. Su esperanza era que su cuidado providencial las llevaría a cada una a contraer un segundo matrimonio. La misericordia del Señor tenía a Israel en una relación especial con él (ver la nota al final del capítulo), pero Noemí no tuvo reparos en orar pidiendo que incluyera también a estas dos muchachas de Moab. Puede que estuviera pensando en la promesa del Señor a Abraham de que todas las familias de la tierra serían bendecidas por intermedio de él (Gén. 12:3). Amor, seguridad y hogar se cuentan entre las ben diciones que Dios provee. El consejo de Noemí: Volveos, hijas mías, era lo más lógico (11–13); aunque sería para detrimento de ella. La mano deJehovah se ha levantado contra mí es un resumen de su interpretación de los eventos sucedidos.
Noemí consideró a la hambruna, la consecuente migración a Moab y la muerte, primero de su esposo y luego de sus hijos, como señales del desa grado divino en forma personal con ella. De allí que fuera una experiencia de tanta amargura. Si hubiera creído que era el azar lo que ordenaba su vida, hubiera aceptado su situación con pasiva resignación. Pero con el hecho de acusar a Dios declaraba su fe de que en definitiva era él quien manejaba los acontecimientos y, dado que era él también el Dios que iba a bendecir, Noemí encontró un rayo de esperanza aun en su profunda desesperación.
Orfa se fue de su lado y no se sabe nada más de ella, pero Rut se quedó con Noemí. El verbo es el mismo usado para referirse al matrimonio en Gén. 2:24: “Por lo tanto, el hombre … se unirá a su mujer.” Rut, en total dedicación, puso el cuidado de Noemí antes que sus propios intereses. El amor “no busca lo suyo propio” (1 Cor. 13:5). El lector es atrapado por el drama, queriendo saber cómo le fue a Rut quien se arriesgó a acompañar a su suegra.
Noemí no aceptó la decisión de Rut sin protestar. Era natural que los padres y la formación religiosa tuvieran una poderosa atracción, pero la protesta de Noemí generó la más sublime de las reacciones. Rut estaba decidida:  … dondequiera que tú vayas, yo iré. El bienestar de Noemí era su principal preocupación, aunque significara emigrar de su patria, dejar a sus padres que todavía vivían (2:11) y establecerse entre extraños. Desde ese momento en adelante el pueblo de Noemí sería su pueblo, aunque Rut no sabía si encontraría aceptación. De más importancia que todo lo demás, Rut declaró que el Dios de Noemí sería su Dios. Estaba totalmente resuelta, aun hasta la muerte y lo confirmó con su juramento en el nombre del Señor que acababa de aceptar. La declaración de Rut es el punto culminante de este capítulo. Sin duda el autor tenía la esperanza que los lectores siguieran su ejemplo.

1:19-22 La llegada a su ciudad

La llegada de Noemí causó revuelo en Belén, especialmente entre las mujeres. La pregunta de ellas sugiere que casi ni la reconocieron porque había cambiado tanto, pero también que estaban contentísimas de volver a verla. Noemí cortó por lo sano cualquier celebración al revelar la profundidad de su desconsuelo. Vencida por los recuerdos felices del pasado en Belén no podía aguantar que la llamaran Noemí (que significa “placentera” o “agradable”). Mucho más apropiado, según ella, era Mara (que significa “amargura”), y culpó al Todopoderoso (Shadai) por sus amargas experiencias. El era quien había prometido un gran destino a Abraham (Gén. 12:1). Rige sobre el orden cósmico (Job 34:12, 13) por lo que se deduce que debe ser responsable de la tragedia que vivía. Yo me fui llena, casada y feliz y bendecida con dos hijos, pero Jehovah me ha hecho volver vacía, privada del motivo de mi felicidad. El Señor quien dio, y cuya característica es dar, le había quitado inexplicablemente sus seres queridos. Es más, ella interpretaba su acción como una señal de su desagrado, porque Jehovah me ha afligido significa “ha testificado contra mí”, como en un tribunal de justicia.
Tres elementos estilísticos merecen un comentario. La modalidad deliberada en el uso de los nombres divinos, el Todopoderoso … Jehovah … Jehovah … el Todopoderoso, pone mucho énfasis en el gobierno soberano de Dios sobre los asuntos humanos, y es el mismo Señor que revelara sus propósitos amantes a Abraham. Porque él está en control, se nota la implicación de una esperanza, la insinuación de un futuro mejor. El narrador completa el primer episodio con un resumen que mira al pasado tanto como al futuro. Volvió Noemí mira hacia atrás repitiendo un verbo clave en el capítulo, mientras que la mención de su nuera indica que Rut ocupará el centro de la próxima escena. Las palabras finales del capítulo: al comienzo de la siega de la cebada, no sólo anticipa el próximo episodio, sino que también coincide con la nota sobre una época en 1:1, completando así una especie de paréntesis alrededor del primer capítulo de la narración.
Nota. 8 El significado de la palabra misericordia es más de lo que el lector pudiera sospechar. Es una traducción de la palabra heb. hesed, aquí y en 2:20 y 3:10, en el sentido más supremo, es la característica de Dios mismo en sus tratos con quienes forman su pueblo. A veces (p. ej.p. ej. Por ejemplo: Exo. 15:13) se ha traducido como “amor” (DHHDHH Dios Habla Hoy) y “bondad” (BJBJ Biblia de Jerusalén); la palabra indica la fidelidad del Señor a sus promesas del pacto (Deut. 7:9). La intención es que quienes hayan tenido la experiencia del hesed del Señor reflejen el mismo cuidado amante en sus relaciones con sus semejantes. Se dice que Rut la moabita así lo hizo (3:10), por su lealtad altruista hacia Noemí y porque, al declarar que el Dios de Noemí era su Dios, entró en el círculo de la bendición divina. Siguiendo el mismo camino, otros que no eran israelitas pudieron conocer por sí mismos la hesed del Señor porque es “grande en misericordia … y su misericordia está en todas sus obras” (Sal. 145:8, 9). Ese amor firme fue revelado supremamente en Cristo y es una base segura para la confianza del cristiano actual en el Dios de Noemí y Rut.
2:1-23 RUT HALLA GRACIA

2:1-3 Conexiones familiares
Al llegar a este punto el narrador introduce hábilmente el hecho de que todavía vivía en Belén un pariente de Elimelec. Noemí lo conocía pero decidió no pedirle su apoyo, aunque era un hombre de buena posición que podría haberla ayudado. La necesidad inmediata era tener algo para comer. Era humillante verse reducida a semejante pobreza, pero porque era el tiempo de la cosecha tenían una manera de ayudarse a sí mismas. La ley de Dios estipulaba que los agricultores no debían cosechar las esquinas de sus campos, sino dejar el grano para ser recogido por los pobres (Lev. 19:9; 23:22). Una bendición especial sería el resultado de esta acción generosa (Deut. 24:19). Rut decidió aprovechar esta disposición, pero suponía que no todos los agricultores recibirían bien a los que espigaban para ellos mismos sus campos, especialmente tratándo se de una extranjera. Quería hacerlo donde pudiera hallar gracia. Aunque nada sabía de ningún pariente cercano de su suegro, por “casualidad” escogió recoger espigas en el campo de Boaz, de la familia de Elimelec. La repetición de estas palabras del v. 1 subrayan su importancia. Su elección del campo no era accidental. Dios había sido su guía invisible como lo habrían de probar los sucesos posteriores.

2:4-17 Bondad inesperada

Llegó el dueño y saludó a sus segadores con palabras que asociamos más con la iglesia que con nuestro lugar de trabajo. ¡Jehovah sea con vosotros!, una expresión familiar para muchos cristianos, es usada sólo aquí en esta forma precisa. El saludo acostumbrado era “paz” (shalom). Boaz y sus segadores reconocían su dependencia de Dios para obtener una buena cosecha. Quiso saber quién era la recién llegada y el encargado de los segadores testificó bien de ella. Contaba con tres recomendaciones con las que se había ganado el respeto. Había venido con Noemí, había pedido permiso para recoger lo que los segadores dejaban y había seguido trabajando sin pausa aunque no era mucho lo que quedaba para recoger.
Boaz se dirigió a Rut mostrando su aprobación, instándola a quedarse en los campos de él y prometiéndole su protección especial. La incluyó entre sus siervas, dio órdenes a los jóvenes de que la respetaran y le dio permiso para tomar de los cántaros de agua que traían. Fuera de lo acostumbrado, éstos eran llenados por criados hombres. Este campo parece ha ber sido manejado con reglas singulares. En lugar de ser recibida con desconfianza, Rut fue aceptada. Ella no dio nada por sentado sino que postrándose indicó lo agradecida que se sentía. ¿Por qué el agricultor se comportaba con tanta bondad hacia ella? La respuesta era que su fama la había precedido. Los pobladores de Belén reconocían la bondad en acción y aprobaban la valentía de Rut al acompañar a Noemí. Al decir: ¡Que Jehovah premie tu acción! Boaz expresaba más que un deseo piadoso. Consciente del sacrificio de Rut, Boaz quería que su recompensa fuera completa para que la fe de ella se fortaleciera al ver supli das todas sus necesidades. Tal era la promesa a quienes confiaban en las promesas de Dios (Deut. 5:10). Al pueblo de Dios le gustaba comparar el cuidado protector de Dios con el de las aves que extienden sus alas sobre sus polluelos (cf.cf. Confer (lat.), compare Sal. 17:8; 36:7). El uso que Jesús hizo de la misma metáfora ha reforzado su mensaje (Mat. 23:37). La respuesta de Rut expresa ampliamente su gratitud, pero guardó su distancia llamando a Boaz Señor mío, y refiriéndose a sí misma como su sierva, indicando así su humilde posición.
A la hora de la comida Boaz volvió a preferirla, invitándola a compartir el alimento provisto para los segadores. Hasta le sirvió grano tostado, parte del cual Rut guardó para llevar a Noemí. Al levantarse para volver a trabajar, Boaz dio órdenes de que se le permitiese colectar el grano de las gavillas (la norma era que las gavillas tenían que ser protegidas de los espigadores). Se les mandó a los segado res que deliberadamente dejaran caer grano para que ella lo recogiera. El resultado fue que Rut terminó ese día teniendo mucho más de lo que había esperado espigar. Algunos calculan que era el equi valente de por lo menos el jornal de medio mes.

2:18-23 Noticias y alimentos para compartir

Al ver el enorme bulto de cebada de Rut, Noemí supo que le había ido bien. Seguramente alguien había sido muy generoso con ella, de allí las preguntas emocionadas y su invocación pidiendo bendiciones sobre el benefactor de Rut. Por tercera vez en dos versículos a Noemí se la llama suegra de Rut, como si se quisiera sugerir que la relación tenía una importancia especial. La mención por par te de Rut del nombre Boaz reveló que existía una conexión familiar; las relaciones familiares “hija”, “suegra”, siguen mencionándose en conversaciones posteriores entre Noemí y Rut. La oración de Noemí se torna ahora más específica. En seguida ella vio la posibilidad de futuros acontecimientos. No ha rehusado su bondad podría referirse a Boaz, pero Noemí está pensando en la providencia del Señor al guiar a Rut al campo de Boaz. Esto era una evidencia del amor del pacto (hesed) del Señor hacia los que han muerto, o sea Elimelec y su hijo a través de sus viudas. Aunque eran parientes políticas y no sanguíneas, estaban incluidas totalmente en la familia. Pero hay más. Boaz no sólo era un pariente cercano sino también uno de los parientes que nos pueden redimir (ver la nota que aparece más adelante).
Las leyes de Israel sobre la familia estipulaban detalladamente el cuidado a brindar a los integrantes de un clan que pasaban momentos difíciles, protegiendo así la continuación del grupo emparentado. Boaz era uno a los que Noemí tenía derecho de pedir ayuda, pero había varias maneras de ayudar, y Noemí no especificó en qué estaba pensando. Rut agregó otra noticia que aumentó su alegría al contarle que Boaz la había invitado a acompañar a sus siervos hasta que terminara la cosecha en dos meses. Ya no tenían que preocuparse por su futuro inmediato y durante el tiempo de la cosecha Rut ya sería parte de la comunidad en Belén.
Este capítulo ha presentado varios énfasis importantes. El carácter digno de Rut fue destacado por el capataz (7) y recalcado por Boaz (11) quien la incluyó entre sus obreros y se ocupó de que tuviera abundancia de alimentos para llevarse a su casa. Rut se sentía cómoda en este campo y aceptó agradecida todo lo que bondadosamente se le ofreció. Tanto el dar como el recibir eran parte de una relación que se iba formando, una comprensión cada vez mayor de los caminos de Dios. Noemí, al llamar a Rut hija mía, destacaba la íntima relación entre ellas. Rut se quedó cerca de las criadas (23). El verbo que aquí se usa es el mismo usado para referirse al lazo matrimonial en Gén. 2:24 (traducido como “unir” en la RVARVA Reina-Valera Actualizada). Aparece en 1:14 en relación con el compromiso de Rut con Noemí. El autor está señalando el secreto de la “unión”, de la lealtad que resulta de la cohesión en la familia y en la sociedad. Debería caracterizar especialmente al pueblo de Dios.
Nota. 20 Uno de los parientes que nos pueden redimir. Los fuertes lazos familiares en Israel significaban que el uso del verbo “redimir” era común; pertenecía al vocabulario de las leyes familiares. Ca da integrante de una familia o clan tenía la obligación de defender y proveer para sus familiares en la indigencia o víctimas de una injusticia. El redentor de una propiedad debía volver a comprar la tierra del pariente que la había vendido por sufrir necesidad (Lev. 25:25), conservándola así dentro de la familia. Si alguien se vendía a sí mismo como esclavo , su pariente más cercano tenía que comprar su libertad (Lev. 25:47–55). El redentor también tenía el deber de vengar el homicidio (Núm. 35:19; Deut. 19:6). El libro de Rut extiende sus deberes a proveer un heredero para el pariente masculino que había muerto sin hijos. Por lo general, esta obligación le tocaba a un hermano (Deut. 25:5–10), pero en el caso de Rut que no tenía cuñados, se esperaba que un pariente menos cercano se casara con ella, como lo reveló Noemí (cap. 3).
Cuando el ATAT Antiguo Testamento aseguraba que el Señor era el redentor de Israel, se refería principalmente a los eventos del éxodo: “Os redimiré con brazo extendido” (Exo. 6:6); “En tu misericordia guías a este pueblo que has redimido” (Exo. 15:13). El Señor se declaró a sí mismo el pariente divino de Israel, siempre listo para liberarlos y ayudarlos (Isa. 41:14). La contribución especial del libro de Rut es el concepto de que únicamente el pariente cercano tenía el derecho de redimir, pero sin la obligación de realmente hacerlo. La disposición de Boaz de asumir esta obligación costosa es un presagio del Redentor más grande, que fue su descendiente.
3:1-18 FE, RESOLUCION Y ACCION

3:1-6 El plan de Noemí

En la época del ATAT Antiguo Testamento los casamientos eran arreglados por los padres, así que era apropiado que Noemí tomara pasos para encontrar un hogar y seguridad para Rut. Habían pasado algunas semanas, porque la cosecha había terminado y era el tiempo de la trilla. Noemí había pensado cuidadosamente sobre la mejor manera de encarar a Boaz en su capacidad de pariente cercano. Su esperanza era que aceptara su obligación como pariente-redentor casándose con Rut. Pero, aunque había sido bondadoso, Boaz no había mostrado ninguna inclinación al matrimonio, de allí la decisión de Noemí de presionarlo. Sus planes requerían mucha valentía de parte de Rut.
Rut debía lavarse y cambiarse para estar de lo mejor esa noche importante. Su perfume sería seductivo cuando la oscuridad impidiera ver su vestido. Los pisos de la trilla por lo general eran altos para aprovechar al máximo la brisa, pero a veces el viento proveía condiciones similares en lugares más bajos. Rut tenía que pasar desapercibida al mismo tiempo que identificaba dónde Boaz se acostaría para pasar la noche. Cuando todo estuviera en silencio, debía acercarse, levantar la cobija a los pies de Boaz y acostarse junto a ellos. Cuando él despertara, Rut debía presentarle su petición. A pesar del peligro de recibir un desaire y ser rechazada, Rut llevó a cabo el plan de su suegra.

3:7-15 El encuentro a medianoche

Después de la tradicional comida en el lugar de la trilla, Boaz se retiró de muy buen humor. Providencialmente escogió acostarse a un lado del montón de grano donde quedaba un poco separado de los demás. A un lado también puede significar una posible entrada para los ladrones, contra quienes Boaz se ponía en guardia. Cuando quedó dormido, Rut tomó su posición a sus pies, el lugar de sumisión, y esperó. En medio de la noche Boaz despertó y ahora el relato se pone emocionante. ¿Cómo se portarán estas dos personas dignas en una situación tan comprometedora? Boaz percibió la presencia de una mujer pero no la podía identificar. Su pregunta directa, entonces, era de esperarse. La respuesta de Rut, aunque respetuosa, no fue deferente como en 2:10, 13. Habló valiéndose de sus derechos, y tuvo la valentía de pedirle a Boaz que actuara como su pariente-redentor y se casara con ella. Ese es el significado de las palabras: Extiende tus alas sobre tu sierva. La palabra alas es la misma que en 2:12. Rut recordó a Boaz sus propias palabras, y le pidió que fuera la contestación de su propia oración. “Extender las alas sobre” era una vívida expresión de proveer protección, calor y compañerismo. La frase es una referencia elo cuente al matrimonio.
No hay vacilación alguna en la respuesta de Boaz. Rut podía dejar a un lado sus temores porque no fue reprendida. En cambio, recibió una bendición y aceptación como “hija” en la familia. Ya no era una extraña ni extranjera. Boaz sabía que la preocupación principal de Rut era el futuro de Noemí. Hubiera sido natural que Rut buscara un esposo de su misma edad en lugar de alguien que podía haber sido su padre. El había observado la reticencia de ella y la respetaba por ello. El podía hacer todo lo que ella pedía sin ser juzgado porque toda la comunidad había llegado a apreciar la integridad de Rut. Pero primero tenía que hablar con un familiar que tenía primer derecho a cumplir el papel de pariente-redentor. ¿Por qué no se menciona antes este hombre? La respuesta sólo se puede adivinar, pero parecería probable que Noemí, si es que lo conocía, ya había llegado a la conclusión de que no aceptaría ninguna obligación adicional. Boaz pondría a prueba el asunto. Mientras tanto Rut debía quedarse a sus pies hasta la mañana, a pe sar del posible peligro de ser vista por ojos curiosos. Boaz nada tenía que esconder, y dentro de unas horas la presentación pública del caso legal habría terminado y se habría decidido.
Pero Rut partió en cuanto pudo ver su camino al despuntar el alba. Nuevamente Boaz se aseguró de que se llevara un generoso regalo de alimento, atado convenientemente en el chal tejido que llevaba puesto. No se sabe cuánto eran exactamente las seis medidas. No hay duda de que Boaz dio a Rut todo lo que ella podía cargar.

3:16-18 Más razones de aliento para Noemí
Noemí, esperando ansiosamente el regreso de Rut, supo por la carga que llevaba que Rut traía buenas noticias. Boaz siguió mostrando su generosidad hacia Noemí, tu suegra. El énfasis sigue siendo en las relaciones de familia, que es la base de la acción del relato, y que sigue en el v. 18: Descansa, hija mía. Habría un período de suspenso antes de que el drama terminara. Afortunadamente, el proceso le gal podía comenzar inmediatamente, y el resultado sería conocido antes de terminar el día.
4:1-22 LAS NUPCIAS Y SU RESULTADO

4:1-12 Arreglos para contraer matrimonio

La puerta principal de la ciudad era el sitio del tribunal de justicia municipal. Planificada con un espacio abierto alrededor del cual los bancos proveían lugares para sentarse a la sombra de las altas murallas, la puerta era un lugar natural de reunión. Tenía la ventaja de estar abierta al público, que podía observar cómo se hacía justicia. Boaz sabía que su pariente pasaría por la puerta para ir a trabajar y el pariente, cuyo nombre no se da, sabría que se trataba de algún asunto serio cuando fuera invitado a sentarse. Los diez hombres de los ancianos de la ciudad, elegidos al azar, corresponden básicamente a los jueces del sistema legal actual del mundo occidental. Se suponía que los adultos responsables eran competentes para discernir lo que era justo. En Belén estos ancianos representaban a la comunidad en la cual se cumplía la decisión legal. Su aprobación era esencial y el grupo de 12, todos sentados, constituía el tribunal de justicia.
Boaz tocó primero el tema de la propiedad. Elimelec había sido dueño de una propiedad que hubiera pasado a sus hijos, de haber vivido ellos. No es probable que Noemí, la viuda, tuviera derecho de heredar, pero probablemente estaba vendiendo el campo en nombre de sus hijos. Durante la ausencia de la familia en Moab otra persona habría sido responsable de la tierra, pero ahora que la cosecha había terminado había llegado el momento para que Noemí las negociara con miras al mejor resultado posible. En particular, quería que la tierra quedara en la familia, de allí la apelación a un pariente. Boaz, consciente de todo lo que involucraba, explicó claramente la opción al pariente más cercano, afirmando que si el pariente no redimía la tierra entonces Boaz lo haría. Sólo cuando recibe la respuesta Yo redimiré, se embarca en el tema más crucial.
Elimelec tenía derecho a un heredero, Rut la moabita, su nuera, estaba viva y el hombre que comprara el campo tenía el deber de dar al muerto un heredero por intermedio de ella. Si nacía un hijo varón, el campo sería luego de él y la propiedad de Elimelec quedaría en su familia. El pariente entonces perdería lo que había comprado y tendría que mantener otra familia, de allí su respuesta: No puedo redimir. El costo era demasiado elevado. La generosidad de Boaz se hace más evidente al aceptar él estas pérdidas financieras.
No había necesidad de que el autor explicara la ley de redención que evidentemente todavía se practicaba cuando fue escrito el libro. Pero otra costumbre había caído en desuso y por lo tanto tenía que ser explicada (7). Ambas partes del acuerdo de redención lo completaban intercambiándose una sandalia que simbolizaba una posesión (cf.cf. Confer (lat.), compare Jos. 1:3). Los ancianos fueron testigos oficiales de que Boaz asumía los derechos legales de la propiedad de Elimelec, Quelión y Majlón, y que la viuda de Majlón sería su esposa. Al primogénito de Rut se le conocería como “hijo de Elimelec” perpetuando así el nombre del muerto. Este hijo también sería heredero de la propiedad, asegurando así la continuación del nombre y las posesiones de familia. Al decir ni de la puerta de su ciudad (10) se está refiriendo a los documentos legales de la comunidad, fueran éstos transmitidos oralmente o por escrito.
Los que pasaban por el lugar engrosaron el grupo a la puerta, y se sumaron a los ancianos como testigos de la legalidad del matrimonio entre Boaz y Rut, aunque ella no estaba presente para dar su consentimiento. La aprobación de la población de Belén ayudaba a alentar la permanencia del matrimonio, como sucede con la presencia de invitados a los casamientos en la actualidad, además de ser ocasiones de feliz celebración. Los buenos deseos para la nueva pareja fueron expresados en oraciones recordando ejemplos de la bondad de Dios en el pasado. Raquel y Lea, junto con sus criadas, habían dado 12 hijos a Jacob (Israel), que fueron los padres de las 12 tribus (Exo. 1:1–5). A Boaz se lo consideraría bien recompensado si Rut le diera muchos hijos para tener más prestigio y prosperidad. La oración continuó mencionando a Judá y Tamar (Gén. 38). El autor tenía buenas razones para referirse a este incidente vergonzoso de la vida de Judá. Primera, tenía que ver con una costumbre matrimonial similar a la que se refiere en este capítulo, donde se esperaba que el hermano del muerto se casara con su viuda, de allí la expresión “casamiento levirato” (del latín levir, “cuñado”). Mientras que los derechos de Tamar habían sido ignorados por Judá, Boaz había cumplido con su obligación. Segunda, había un factor de especial interés local. Fares, nacido de Tamar como resultado de su estratagema, era un antepasado de Boaz (18), y uno de los apenas tres antepasados de toda la tribu de Judá. Es probable que la mayoría de la población haya sido descendiente de él. Lo que Dios había hecho por Judá, a pesar de la indiferencia de éste por Tamar, ¿no lo haría Dios también por Boaz, recompensando su bondad y dándole una familia de hijos varones? Tercera, Tamar, como Rut, había tenido que tomar la iniciativa.

4:13-17 Un hijo para Noemí
Cumpliendo su promesa, Boaz se casó con Rut. Jehovah le concedió que concibiera puede ser una re ferencia a la falta de hijos del primer matrimonio de ella, pero las Escrituras nunca dan por sentado la concepción de un hijo y consideran a cada individuo como la obra de creación especial del Señor (p. ej.p. ej. Por ejemplo: Sal. 139:13). El nacimiento de un hijo era la culminación del gozo para las mujeres presentes que exclamaron: Alabado sea Jehovah y expresaron su alegría a Noemé en lugar de a Rut. La honra era para la vieja generación, y las que habían conocido a Noemí antes de que se fuera a Moab habrían estado felices de ver cómo el Señor estaba proveyendo lo que le aseguraría su futuro. La oración de ellas de que él fuera famoso en todo Israel se da por contestada en la genealogía de David (17). Noemí, personaje principal en el capítulo inicial del relato, es nuevamente el personaje principal al llegar a su conclusión. El vacío dejado por la muerte de sus seres queridos había sido ahora remplazado por una llenura; la amargura por el gozo (1:21). Porque el niño sería considerado como nieto de Elimelec y Noemí, el nombre de su esposo no desaparecería y su propiedad tendría un heredero. Además, Noemí contaría con un protector para cuidarla en su vejez, al igual que su cariñosa nuera, quien le era mejor que siete hijos. La alabanza para Rut llega a su clímax con estas palabras de las mujeres de Belén.



La familia de Rut

La “llenura” de Noemí giraba alrededor de su nieto; cuidarlo como había cuidado a sus propios hijos era empezar una nueva vida. El nombre Obed (diminutivo de Abdías) sugería que era un “siervo del Señor”, resumiendo así las esperanzas de todos para el niño. El autor luego salta dos generaciones más adelante para mostrar cuán importante sería Obed como abuelo del rey David. El propósito soberano de Dios podía verse a lo largo de todas las generaciones empezando con Fares, quien había sido mencionado en la bendición matrimonial (12), hasta David, cientos de años después. La decisión de Rut de seguir a Noemí había tenido consecuencias importantes, más allá de lo que ella hubiera imaginado. En vista de que todos los reyes de Judá fueron de la dinastía de David, la muchacha moabita tuvo descendientes ilustres, y la oración de Boaz de que fuera ella recompensada ricamente por Jehovah (1:12) fue contestada espectacularmente.

4:18-22 Genealogía final

La genealogía de diez generaciones desde Fares hasta David omite algunas generaciones, como lo demuestra una comparación con 1 Crón. 2, pero es una conclusión adecuada para el libro. Mientras que las palabras iniciales hablaban de hambruna, migración y muertes, el final del libro mira hacia adelante con esperanza. La lista de nombres, abarcando el período desde los patriarcas hasta David, recuerda al lector que lo que le pasó a Noemí y Rut era parte de la obra salvadora permanente de Dios a través de los siglos. La vida tenía sentido porque el Señor, quien había hecho promesas claras a Abraham, seguía activo en cada generación revelando su carácter, cumpliendo sus promesas y logrando sus propósitos. Este fue el factor invisible que le dio una perspectiva histórica a Israel, singular en el mundo de la antigüedad. Pero la historia de Israel no se ocupa sólo de los grandes del país. Rut, Noemí y Boaz ilustran que la auténtica grandeza refleja el carácter del Dios viviente, cuyo amor fiel generó una respuesta de amor en quienes pusieron en él su confianza.
Joyce Baldwin

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