martes, 24 de mayo de 2011

¿Qué hay de malo con el baile?

Un creyente que va al baile debe sentirse como un caballero en la peluquería de mujeres, o sea, fuera de lugar. El creyente que puede sentirse cómodo en semejante ambiente está fuera de comunión con Dios. Si no, él va a sentir que el Espíritu Santo está diciéndole, "Está mal estar aquí".

Quiero llamar su atención a la vileza del baile. A pesar de lo que algunos dicen, la atracción mayor del baile es la excitación sexual que rinde. El moverse al ritmo de la música mientras que está abrazando a una mujer es excitante. Muchos boliches ofrecen la entrada gratis a las damas porque saben que, sin ellas, el baile no tendrá ninguna atracción para los varones. Es raro ver a hombres bailando con hombres o mujeres con mujeres. El baile despierta pasiones carnales que algunos jóvenes no son capaces de controlar. La Comisión de Vicios de la ciudad de Chicago en los EE. UU. preguntó a 300 prostitutas "¿Qué fue lo que les encaminó a este estilo de vida?" La contestación del 85% de ellas fue que había sido el baile.

El boliche no es un buen ambiente moral. Es allí donde muchos jóvenes toman su primer trago de bebidas alcohólicas. Muchos jóvenes llegan a casa por la madrugada bien ebrios. Cuando están bajo la influencia del alcohol pierden sus inhibiciones y hacen cosas vergonzosas. La música rock en los bailes excita a los jóvenes a violar sus normas morales. El poder de la sugerencia y el alto volumen no dejan lugar para pensar en nada más que en el tema de la música.

Muchos jóvenes son introducidos a la droga por los bailes. Los narcotraficantes se aprovechan del ambiente del baile porque saben que allí van a encontrar jóvenes con pocas restricciones morales.

Hay quienes tratan de justificar el baile con la Biblia. Mayormente usan las siguientes Escrituras: "Y David y toda la casa de Israel danzaban delante de Jehová con toda clase de instrumentos de madera de haya; con arpas, salterios, panderos, flautas y címbalos." (II Samuel 6:5) Esto significa, que David saltaba de alegría porque traían el arca de vuelta. "Tiempo de llorar, y tiempo de reír; tiempo de endechar, y tiempo de bailar". (Eclesiastés. 3:4) Tal vez esto se trata de bailar como David bailaba.

La Biblia nos da una clara advertencia en cuanto al baile. ¿Cómo se puede justificar el baile a la luz de las siguientes Escrituras?
"Absteneos de toda especie de mal". (I Tesalonicenses 5:22)

"Apártate del mal, y haz el bien; Busca la paz, y síguela".
 (Salmo 34:14)

"No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo".
 (I Juan 2:15-16)

"Amados, yo os ruego como a extranjeros y peregrinos, que os abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el alma". 
(I Pedro 2:11)
No se puede negar que hay placer en bailar, pero es un placer con peligro. Hay placer en el pecado también. Dios tiene un plan para nuestra vida. Incluido en su plan está todo el placer que necesitamos. "Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad os han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia". II Pedro 1:3 Esto no se trata de placer carnal ni pecaminoso. Hay placer y satisfacción en hacer el bien. Salmo 16:11 dice: "Me mostrarás la senda de la vida; En tu presencia hay plenitud de gozo; Delicias a tu diestra para siempre".
Su servidor Russell George

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