jueves, 12 de mayo de 2011

Segunda prueba de Job

Segunda prueba de Job
Otro día en que vinieron los ángeles a presentarse ante Dios, el diablo también se presentó ante Él, Dios le preguntó:
¿De dónde vienes?
El diablo respondió:
Vengo de rondar la tierra y de recorrerla de un extremo a otro.
Entonces Dios volvió a preguntar:
¿Qué piensas de Job?
Te has fijado en mi siervo fiel, Job.
No hay nadie como él en la tierra; es un hombre bueno y honrado que teme a Dios y se aparta del mal.
Aún sigue firme en su perfección y aunque tú me incitaste contra él para arruinarlo sin motivo, su integridad sigue firme.
Respondiendo el diablo dijo:
¡Mientras a uno no lo hieren donde más le duele, todo va bien! 
Pero si de salvar su propia vida se trata, el hombre es capaz de todo.
Te aseguro que si lo maltratas, te maldecirá en tu propia cara.
Dios le dijo:
Dejaré que lo maltrates, pero no le quites la vida.
Inmediatamente después de que el diablo se marchará de la presencia de Dios, hirió a Job con una sarna maligna desde la punta de los pies hasta la coronilla de la cabeza.
Job tomó entonces un pedazo de teja para rascarse y fue a sentarse en medio de las cenizas.
Su esposa le reprochó diciendo:
¿Todavía mantienes firme tu integridad?
¡Maldice a Dios y muérete!
Pero Job le respondió:
No digas tonterías. 
Si aceptamos todo lo bueno que Dios nos da, también debemos aceptar lo malo.
A pesar de todo lo sucedido, Job no pecó contra Dios ni dijo nada malo en Su contra.
Leer Job 2:1 Aconteció que otro día vinieron los hijos de Dios para presentarse delante de Jehová, y Satanás vino también entre ellos presentándose delante de Jehová. 
2:2 Y dijo Jehová a Satanás: ¿De dónde vienes? Respondió Satanás a Jehová, y dijo: De rodear la tierra, y de andar por ella. 
2:3 Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal, y que todavía retiene su integridad, aun cuando tú me incitaste contra él para que lo arruinara sin causa? 
2:4 Respondiendo Satanás, dijo a Jehová: Piel por piel, todo lo que el hombre tiene dará por su vida. 
2:5 Pero extiende ahora tu mano, y toca su hueso y su carne, y verás si no blasfema contra ti en tu misma presencia. 
2:6 Y Jehová dijo a Satanás: He aquí, él está en tu mano; mas guarda su vida. 
2:7 Entonces salió Satanás de la presencia de Jehová, e hirió a Job con una sarna maligna desde la planta del pie hasta la coronilla de la cabeza. 
2:8 Y tomaba Job un tiesto para rascarse con él, y estaba sentado en medio de ceniza. 
2:9 Entonces le dijo su mujer: ¿Aún retienes tu integridad? Maldice a Dios, y muérete. 
2:10 Y él le dijo: Como suele hablar cualquiera de las mujeres fatuas, has hablado. ¿Qué? ¿Recibiremos de Dios el bien, y el mal no lo recibiremos? En todo esto no pecó Job con sus labios.

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